lunes, 25 de junio de 2018

La Iglesia de Trinidad y Tobago pone la muestra de cómo se debe tratar a los refugiados de Venezuela, por @jaimeseptien ‏




Jaime Septién 24 de junio de 2018

Las parroquias de la isla caribeña se preparan para recibirles

Trinidad y Tobago, una nación caribeña de cerca de un millón y medio de habitantes formada por dos islas cerca de Venezuela y cuyas dos religiones mayoritarias son la católica y la hindú, se ha preparado para recibir a refugiados venezolanos que huyen de la crisis y la pobreza.

Ayer miércoles 20 de junio, con ocasión de la celebración del Día Mundial de los Refugiados, el arzobispado de Puerto España, Charles Jason Gordon, puso en marcha el Ministerio para Refugiados e Inmigrantes en cada parroquia y comunidad eclesial de las dos islas.

El anuncio arzobispo Gordon señaló que la iniciativa está en consonancia con el proyecto “Puentes de solidaridad” promovido por el Papa Francisco y El Vaticano para los migrantes venezolanos, gente de todos los estratos sociales que está saliendo de Venezuela atrapada por la carestía, la violencia, la represión política y la ausencia de medicamentos, alimentos y todo tipo de productos básicos.

Que se legalicen lo más pronto posible
 
Desde luego, la Iglesia católica de Trinidad y Tobago no es, como las islas que la arropan, una Iglesia sobrada de recursos financieros, sin embargo, el arzobispo Gordon dijo que esta campaña quiere ser una primera respuesta para migrantes y refugiados a nivel parroquial, en donde se ofrecerá “ayuda a personas que están en un país extranjero, que no tienen familia ni a nadie”.

“Nos aseguraremos de que las personas se registren (y) se vuelvan legales tan pronto como sea posible”, dijo el arzobispo Gordon, quien agregó que en el siglo XIX, Trinidad y Tobago se benefició de los inmigrantes venezolanos que trabajan en la industria del cacao y que ahora, cuando Venezuela está en crisis, toca acoger a los refugiados con solidaridad.

El programa entregará a los venezolanos y otros inmigrantes alimentos, ropa y refugio en cualquier Iglesia católica de ambas islas (Trinidad es la de mayor superficie y la más poblada). La idea es que los venezolanos, principalmente, no se vean orillados a viajar hasta la capital –Puerto España—en busca de ayuda.

El número exacto de venezolanos que huyen a Trinidad y Tobago es difícil de precisar. La principal autoridad de Inmigración, Charmaine Ghandi-Andrews, dijo en abril pasado que entre 150 a 200 venezolanos están ingresando al país cada semana.

Pero ese número no da cuenta de los que entran a la isla de forma ilegal, a través de diferentes puertos de entrada. Ghandi-Andrews estimó que 60.000 venezolanos habían llegado entre 2014 y 2016.

Católicos en ayuda a inmigrantes

Living Water Community, una organización católica laica dirigida por la cofundadora y directora Rhonda Maingot, ha estado trabajando con la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados desde la década de 1990 para ayudar a los inmigrantes a través de su Centro para Refugiados y Migrantes.

En 2013, Living Water firmó un acuerdo formal con la U.N. y la División de Inmigración del país para ofrecer exámenes, registro y atención para migrantes. En los últimos dos años, han visto a 6.000 venezolanos. Pero Maingot dijo que ese número podría haberse duplicado.

“Recientemente hemos visto a muchos venezolanos más que a nadie, así que mucho de nuestro trabajo en este momento es con los venezolanos”, dijo Maingot. “Son tantos que no podemos ayudar a todos. Tratamos de ayudar a los más vulnerables y más necesitados”.

Hasta ayer miércoles 20 de junio, en que se puso en marcha el Ministerio para Inmigrantes y Refugiados, las parroquias estuvieron ocupadas preparándose para recibir la afluencia de venezolanos que buscan ayuda. El arzobispo Gordon dijo que la capacitación de la parroquia sensibilizará a los laicos católicos sobre la difícil situación de los venezolanos y les enseñará “a cuidar a los necesitados”.

Una acción generosa de una Iglesia pobre, que bien podría suscitar réplicas en países de la región, mucho más pudientes que Trinidad y Tobago, para afrontar, de manera conjunta, la crisis venezolana y el alud de refugiados y migrantes que está produciendo la conducción política de Nicolás Maduro.


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