Manuel Ángel Gómez 26 de junio de 2018
Eduardo, piloto, 61 años: “Da rabia estar aquí
y tener que mendigar”
“Los
primeros seis meses no se trabaja aquí, los primeros seis meses tienes que
sobrevivir como sea, y me tocó cuidar personas, entregar publicidad, he hecho
de todo por sobrevivir”, nos cuenta Moisés, periodista, 28 años, y que lleva ya
dos años en España.
Miles
de venezolanos -que han huido de su país por ser víctimas de persecución
política, o por el creciente deterioro de las condiciones sociales y
económicas- están en España trabajando ilegalmente para cubrir sus necesidades
básicas. No pueden encontrar un empleo con un contrato legal porque la actual
legislación les impide disponer de un permiso de trabajo durante sus primeros
seis meses de estancia en territorio español, según nos han contado varios de
ellos que han estado ejerciendo de jardineros, profesores, repartidores, cuidadores...
Julia
llegó hace casi un año, con sus dos hijos de 3 y 9 años, aún no tiene permiso
de trabajo, y tanto ella como su marido se ganan la vida con un empleo “en
negro”, trabajando “en nombre de terceras personas” como mensajeros.
Magdalena
está en España desde hace tres años y medio, ha trabajado “en negro” bastante
tiempo, y sigue haciéndolo. Reparte publicidad, y nadie la quiere contratar por
su edad, tiene 58 años. Explica que compartía un negocio -en un mercado- con su
hermana, pero se tuvieron que ir de Venezuela “porque hay un grupo que se llama
los colectivos, y te seguían, te perseguían, te querían robar...”
Eduardo
es piloto, tiene 61 años, y casi 40 de ellos se los ha pasado volando una
avioneta. No quería irse de su país, pero asegura que tuvo que “venirse de
carrera, porque si no me matan, soy opositor”. No encuentra empleo en España y
dice que “da rabia estar aquí y tener que mendigar porque uno no tiene como
trabajar”.
Son
muchos los que no entienden por qué las normas no les permiten ganarse la vida
legalmente en nuestro país, como David, profesor de inglés de 28 años, que -al
principio- buscó alumnos por internet. No comprende “por qué en los primeros
seis meses no se puede trabajar, si hay tanta guerra contra el trabajo negro
por qué obligan a la gente a trabajar en negro, no tiene sentido”.
La
ausencia de permiso de trabajo no es el único problema al que deben hacer
frente estos venezolanos. También encuentran dificultades para alquilar casa o
abrir una cuenta bancaria.
Para
sobrevivir a veces se ven obligados a pedir apoyo. Sofía -casada y con tres
hijos pequeños- está agradecida “a la iglesia, porque aquí Cáritas te ayuda, te
brinda la mano y te da la comida, y no nos tocó pasar hambre”.
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