Carlos Zapata 04 de junio de 2018
Medias
y bóxers es lo primero que adquieren quienes logran huir de la crisis. Tras
comprar alimentos o pagar deudas; ropa y zapatos son sus primeras alegrías. La
felicidad que se adivina en sus comentarios y gestos de gratitud son
verdaderamente conmovedores
Pintorescas,
divertidas y conmovedoras. Así son las respuestas de quienes desde su nuevo
hogar escriben, tras huir de la crisis humanitaria que afronta Venezuela en la
trágica era Nicolás Maduro.
Y es
que en medio de las dificultades y los retos que representa el adaptarse a una
realidad diferente, en otro país, los venezolanos nunca pierden su buen humor,
al tiempo que alimentan con esperanza en Dios la posibilidad de construir un
destino mejor.
Medias
y bóxers es lo primero que adquieren, pero no lo único, con su primer
salario. Aunque buena parte usa los primeros ingresos para comenzar a
pagar la deuda contraída para poder pagar el boleto que les permitió salir de
la nación sudamericana.
Ropa
interior rota, zapatos desgastados; así como jeans (vaqueros) raídos y
decolorados forman parte de la gama de situaciones en las que menos invierten
en Venezuela quienes sobreviven con un salario inferior a los 3 dólares por
mes.
Y más
por necesidad que por vanidad, al tener la posibilidad de adquirir algunos
bienes, efectivamente es una de sus preocupaciones suplir todo aquello que
antes les resultaba un lujo.
Mucho
más que vanidad…
“Venezolanos
en el exterior: ¿Qué fue lo primero que compraron (vanidosamente hablando)
cuando cobraron su primer sueldo?”, preguntó Jorge Cabrera, un venezolano en
Perú, desde su cuenta en Twitter en lo que parecía un post inocente.
Su
pregunta, sin tener rigurosidad científica, se convirtió rápidamente en una
suerte de experimento social al despertar la reacción de varias decenas de
compatriotas. En sus mensajes, reflejan con impactante realismo cuanto pasa por
las mentes y los corazones de no pocos venezolanos que se ven obligados a huir
de la crisis.
“Yo
compré bóxers y medias”, trinó un muchacho. Y casi de inmediato recibió por
respuesta: “Te juro que hice exactamente lo mismo: 3 pares de bóxer y 5 pares
de medias. Y no gasté ni el 10% de mi salario. ¡Increíble que a eso le llamemos
vanidad!”.
“Horribles
los bóxers míos, todos estirados”, apuntó otro joven, quien entre risas comentó
sobre la coincidencia en su preocupación.
“Yo
conservo los mismos estirados que me traje de Venezuela, para nunca olvidar de
dónde vengo”, replicó un usuario en el mismo hilo de la conversación. Y a
renglón seguido le contestó otro: “Pues, mi novia me compró bóxers. Los tenía
todos tiroteados. Salí de Venezuela golpeado”.
Yo
compré “vulgares y cochinas cantidades de Nutella”, dijo alguien más
refiriéndose al famoso chocolate, todo un lujo imposible de adquirir en el
alguna vez rico país petrolero. “Comí manzanas y peras”, añadió en su post una
chica. Algo tan costoso y exclusivo como el pollo y la carne que sólo puede
consumir un muy reducido porcentaje de la población venezolana.
Mezcla
de sentimientos
Cada
respuesta -algunas publicadas con emoticonos, caritas y sonrisas- se sumaron a
una interminable lista de comentarios, algunos cargados también de lágrimas.
Respuestas que denotan una pequeña parte de la compleja realidad de los más de
4,5 millones de venezolanos que han tenido que huir en masa del país.
“Hice
mercado y compré cama”.
“Yo
compré un carro; lo compré fiado, pero fue un carro”.
“Creo
que igual que la mayoría, yo adquirí medias y unas calzas para el frío. También
pude comprar crema Nivea y champú, más enjuague Pantene. La verdad es que
¡volví a vivir!”.
“¡Compré
ropa!. De pronto descubrí que mi vestimenta era bastante ‘campestre’ para esta
ciudad”.
“Busqué
comida como cerdo… Y no he parado de dar gracias a Dios al poder hacerlo”.
“Me
compré un teléfono con sistema operativo Android, porque salí de Venezuela con
un BlackBerry xD”
“Fui a
la tienda y busqué ropa. También un teléfono. ¡Pero, oh sorpresa, aún así me
quedó la mitad del sueldo!”
“¡Por
Dios! Yo también bóxers y medias, jajaja”.
“Hice
mi primer mercado”.
La
verdad es que no compré casi nada, porque debía el dinero. Cuando llegué a
Chile, tardé más de un mes en conseguir un trabajo. Como sabrán, pues me
endeudé, jajaja. Pero, bueno, ya cuando me pude comprar algo: pues sí, compré
medias. Y un forro para mi teléfono, cables de carga ‘chimbos’. Luego compré
uno mejor”.
“Aparte
de hacer un mercado donde al carrito no le cabía más nada, compré ropa… Ya no
tenía”.
“Una
nevera”.
“Por
fin un jean que no estuviera roto, y un par de zapatos con la suela
completica…”
“Un
teléfono nuevo, comida en el supermercado y ropa. Quedé limpio (sin dinero)
pero muy feliz y agradecido…”
“Un
televisor”.
“Con
mi primer sueldo me fui a comprar ropa. Lo más resaltante: unos (jeans)
Levi’s…”.
“Yo le
compré un collar a mi perro, jajaja…”
“Lo
celebré comiéndome una hamburguesa”, algo que cuesta el equivalente a un
salario mínimo en Venezuela.
“Obtuve
medias y jeans”.
“Adquirí
mi primer smartphone (…)”.
“Jajaja,
igual pero pantis y medias…”.
“Yo debí
ahorrar para rentar”.
“Creo
que le regalé unos zapatos a mi primer sobrino”.
“No
fue con mi primer sueldo, pero compré un Xbox, a cuotas, jajaja”.
“Dos
almohadas y medias y unos zapatos… ¡Qué bendición!”
“Bóxers
también, jajaja”.
“Una
tostadora”.
“Comí
chocolate. Y una pizza de tamaño gigante… pasé cómo 2 días en digerirlo,
jajaja”.
“Compré
cama, ropa de cama, almohada y esas cosas”.
“Bueno…
Comida de la calle. Y aquí en Lima (Perú) ¡hay de todo tipo!”.
“No he
parado de ¡comer como loco!”.
“Unos
zapatos, porque los únicos que tenía ya estaban muy rotos”.
“Después
de años… papas fritas de McDonalds”
“Un
teléfono… que no tenía, porque el que me traje se me cayó y estaba con la
pantalla muy rota”.
La
larga y emotiva lista concluyó con el particular mensaje de una usuaria: “¡Qué
bonito leer esto con sentimientos encontrados! ¡Dios les cuide donde quiera que
estén y vayan!”
Tomado
de: https://es.aleteia.org/2018/06/04/que-es-lo-primero-que-compran-los-venezolanos-en-el-exterior/
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