La Hora 21 de junio de 2018
Rodeados
por sus maletas, cartones y otros materiales que recibieron como donaciones,
grupos de venezolanos esperan a diario en las terminales de Carcelén (norte) y
de Quitumbe (sur). La mayoría quiere seguir su camino hacia Perú y pocos buscan
un trabajo para quedarse por algún tiempo.
Las
imágenes de familias durmiendo a la intemperie en la frontera con Colombia,
cada vez se han acercado más a Quito como una realidad. En los alrededores de
las terminales de transporte terrestre es común ver a personas sosteniendo
carteles solicitando ayuda, para continuar con su viaje. Un equipo de La Hora
constató que al menos 130 personas se refugian en los dos puntos.
El
último mes se han realizado reuniones entre diferentes instituciones estatales
y organizaciones no gubernamentales, que prestan apoyo a los refugiados. En
varias ocasiones, las autoridades han calificado como una situación que tomó
por sorpresa a Ecuador.
El
secretario de inclusión social de Quito, César Mantilla, dijo en una entrevista
a este diario que “Ecuador se convirtió en un país de tránsito, lo cual no se
esperaba”.
Fernando
López, director nacional del Servicio Jesuita a Refugiados, de su parte,
mencionó que se trata de una “situación de emergencia humanitaria, que no se
reconoce como tal, pero que tiene esas características por la cantidad de
personas que están llegando”. Desde la red eclesiástica Clamor se establecen
acciones de ayuda, entre ellas, la apertura de las parroquias a recibir a lo
viajeros.
Según
López, las tres últimas semanas la situación de los venezolanos que están en
tránsito se ha agudizado en Quito, lo cual no se esperaba. La institución que
está en Ecuador desde hace 18 años, ha sido testigo del gran número de
refugiados de varias partes del mundo que ha acogido el país. También está la
situación de los colombianos, quienes siguen desplazándose a pesar de los
diálogos por la paz. El cambio de Gobierno en el vecino del norte será un
factor que determinará algunas de las condiciones en los próximos meses,
comentó el directivo.
Situación en Carcelén
Ayer
al menos 100 personas de todas las edades permanecían en el parqueadero de la
terminal de Carcelén. Se resguardaban del sol de mediodía bajo la sombra del
edificio de la administración y junto a dos pilas formadas por cerca de 50
colchones que fueron donados en días anteriores.
Omar
Acosta, de 36 años, a quien conocen como el ‘Profesor’, conversaba con sus
compatriotas acerca de la organización del lugar. “En Venezuela decimos que
después del desorden ‘hay que organizar la pea’”, dijo el venezolano, quien
regresó de Perú hace 28 días.
Desde
su retorno acude a diario a la terminal para ayudar a su gente. Comentó que
hace un mes que él pasó por Quito y la situación era distinta. Él ayudó a
distribuir las donaciones y testificó la colocación de las baterías portátiles
que se instalaron ayer por la mañana y de los puntos de hidratación que están
desde el sábado.
Todavía
no se instalan las carpas que se ofrecieron hace más de una semana, cuando se
denunció un intento de desalojo de las personas que dormían en la terminal.
Según información de la Secretaría de Inclusión Social del Municipio, no se
instalarán en el lugar sino que se ubicará una carpa informativa del
Viceministerio de Movilidad Humana.
En Quitumbe
En la
terminal de Quitumbe la situación es distinta. Los grupos se refugian en la
sala de espera del primer piso del edificio, junto a las oficinas de
información turística. Un grupo de dos mujeres y un hombre venezolanos llevan
una semana en ese lugar.
Llegaron
desde Colombia en un grupo de 12 personas, entre familiares y amigos, pero la
mayoría ya consiguió trabajo o se desplazó hacia otras ciudades. Después de
cuatro meses de vivir debajo de un puente en Bogotá la menor de los tres,
‘Karen’ (nombre protegido), de 19 años, decidió seguir hacia Perú. Comentó que
la situación es difícil para quienes viajan sin dinero, pero aclaró que
“cualquier cosa es mejor que volver a Venezuela”.
Junto
a ella, ‘Juan’ (nombre protegido), de 29 años, también esperaba reunir el
dinero para seguir el trayecto que empezó hace un mes. A pesar de que la gente
les colaboró con alimento y cobijas, el caraqueño contó que han llegado
personas que han intentado desalojarlos. Otros han tomado fotos que luego
difunden en las redes sociales.
Durante
el día, hay 10 personas que permanecen sobre el piso de baldosa junto a sus
maletas. Por la noche, se reúnen con quienes salieron a buscar algún trabajo
temporal y forman un grupo de al menos 30 personas. Todos anhelan llegar a Perú
o establecerse en Quito, para enviar dinero a quienes continúan en Venezuela.
(PCV)
Tres caminantes buscando un futuro
° Cuando Antonio Mota, de 35 años, dice que
llegó a Ecuador caminando, es literal. Durante nueve días, él y dos de sus
compatriotas caminaron desde Barranquilla hasta la frontera entre Colombia
Colombia y Ecuador. Hubo tramos en los que pidieron “cola” (aventón) pero la
mayor parte tuvieron que andar.
Los
tres esperan a que les envíen los pasajes de bus de Quito a Huaquillas sentados
en una de las bancas de la sala de espera de la terminal Quitumbe. Su destino
será Lima, donde reside una prima de Mota. Su viaje desde Aragua (centro norte
de Venezuela) lo inició con Héctor Ojeda, uno de sus amigos cercanos, y en
Colombia conoció a Jesús Pérez, de 19 años.
Durante
el trayecto pernoctaron en muchos lugares, como las oficinas de migración al
ingresar al país. Hicieron una fila de casi un día entero. Las anécdotas de su
caminata son muchas. Una que será imborrable es la de cuando les robaron en
Sincelejo (Colombia). A Mota se le llevaron hasta los zapatos.
Después
de más de seis meses lejos de su patria, sus trabajos anteriores se volvieron
recuerdos. Mota tenía una bodega de productos (tienda de abarrotes); Ojeda
trabajaba en grifería y Pérez era tatuador. Esperan que su paso por Ecuador sea
breve y llegar a su destino para ayudar a sus familias.
Mi opinión en 60 segundos
María Clara Martín - Representante Acnur
Ecuador
‘Esta es una situación que debe resolverse
a escala regional’
°
Tenemos una población que está saliendo de Venezuela en números muy altos. La
mayoría pasa por el puente Rumichaca, aunque hay quienes también entran por el
municipio colombiano de San Miguel. Algunos están llegando en condiciones de
salud muy serias. Ante una situación relativamente nueva se están tomando
acciones inmediatas, para asistir a las personas más vulnerables en
coordinación con la Cancillería Ecuatoriana y otras organizaciones vinculadas
al trabajo con refugiados.
El
éxodo de venezolanos es una situación sin precedentes en América Latina y en
Ecuador es relativamente reciente, pero es algo que debe resolverse a escala
regional porque el tránsito no es solo en Ecuador, sino que hay gente que está
movilizándose en Colombia y en otros países.
No hay comentarios:
Publicar un comentario