Natalia Prieto 24 de julio de 2018
Carla Molina y Yamelys Bovea son
criminólogas y profesoras universitarias que llegaron a Mar del Plata hace una
semana empujadas por la crisis económica que se vive en su país. "Hemos venido
en busca de futuro", cuentan.
Carla
y Yamelys son criminólogas venezolanas que llegaron a la ciudad hace una semana
empujadas por la crisis económica que se vive su país.
Con
ropa de abrigo, muchas esperanzas en la valija y una actitud proactiva, las
jóvenes salieron a buscar trabajo. “Hemos venido en busca de futuro”,
describieron las oriundas de Mérida, donde dejaron parte de sus familias en
medio de inseguridad y falta de alimentos, remedios y hasta papel higiénico.
Sumándose
al éxodo de sus compatriotas -sus hermanas se exiliaron en Colombia y en
España- las profesionales eligieron llegar hasta Mar del Plata. “Aquí está más
accesible el proceso de la Precaria, que es el documento que te permite como
extranjero optar por trabajo legal”, explicó Carla Molina (carlitamolina@hotmail.com).
“Es el
antecedente para sacar el DNI -continuó Yamelys Bovea (yamelys.bovea@gmail.com)-,
digamos que es el inicio del proceso para poder conseguir el documento, cuyo
trámite puede durar entre 2 y 3 meses y tiene una vigencia de 2 años”.
Las
gestiones ya las habían iniciado en su tierra natal, a través de internet,
después que en diciembre pasado tomaran la decisión de abandonar Venezuela.
Aunque
ambas -que son amigas y fueron compañeras en la universidad de Los Andes, en
Mérida- tenían trabajo como profesionales, durante las fiestas de fin de año
optaron por exiliarse. “Nos faltaba dinero para ayudar a la familia, para la
comida, para los regalos de Navidad, aunque estábamos medianamente bien
económicamente hablando”, señaló Yamelys.
Carla
se desempeñaba como supervisora de Seguridad y Salud Laboral en la empresa
Caminos y Construcciones, mientras que Yamelys trabajaba como criminóloga en el
Centro Penitenciario Región Andina Mérida. Ambas son profesoras universitarias.
Esperanza
A
pesar del dolor del desarraigo, el no poder conseguir -por ejemplo-
medicamentos o algo tan cotidiano como papel higiénico las empujó a abandonar
su país, ya que para procurarse esos productos debían recurrir al mercado negro
o ir hasta la frontera con Colombia. No siempre les alcanzaba el dinero para
hacerlo.
Así
que, una vez tomada la decisión, comenzaron a planificar el viaje. “Trabajamos
hasta julio y ahí renunciamos, ya teníamos los pasajes y vendimos lo poco que
teníamos para venir con algo de dinero para subsistir hasta conseguir trabajo”,
detallaron.
Así
fue que, aconsejadas virtualmente por un argentino que vive en Buenos Aires y
habían conocido durante unas vacaciones en la isla Margarita, arribaron a La
Feliz, ciudad que les parece “espectacular” a pesar del frío.
Acostumbradas
al calor tropical, viven este invierno con los gorros en la cabeza y con más
abrigo del que usaron durante toda su vida.
Al
llegar a Mar del Plata, las jóvenes se instalaron en un hostal y luego se
mudaron a un departamento que alquilaron hasta diciembre próximo. “Aquí conocimos
a Roberto, un señor que nos presentó nuestro amigo de Buenos Aires, y que nos
está guiando y ayudando en cómo movernos, nos orienta y hasta nos salió de
garante para el alquiler y al que le estamos muy agradecidas”, contó Carla.
Para
el próximo 31 de julio tienen turno para sacar “la Precaria” pero mientras
tanto recorren la ciudad y entregan sus CV´s en todos los lugares donde se los
aceptan.
“Queremos
entrar a la Universidad también, pero tenemos que hacer las reválidas y todos
esos trámites llevan tiempo y para eso necesitamos la Precaria”, aseguraron.
En el
interín, no descansan y tratan de conseguir trabajo “donde sea”. “Hemos dejado
currículums en supermercados, pinturerías y en todos lados nos los han aceptado
a pesar de que nos dijeron que no están contratando gente”, contaron.
“De
todas formas -añadió Yamelys-, y a pesar de que sabemos de la dificultades que
tiene la ciudad con el tema del empleo, nos seguimos moviendo”.
Si
bien, en un principio “tenía miedo -confesó Carla-, estábamos temerosas por
cómo nos tratarían, si habría xenofobia, pero nos han tratado muy bien. Nos
pudimos deshacer de ese miedo”.
Futuro
Por su
parte, Yamelys señaló que a pesar de tener las mejores expectativas al iniciar
la aventura en busca de un futuro mejor, llegó “con miedo y temor por lo que
podría pasar”. “Si conseguiremos trabajo, por cargar en las espaldas con la
ilusión de los familiares que se quedaron allá. Mis padres ya son grandes y
despedirse no fue fácil”, dijo con un hilo de voz.
“El
aterrizaje es duro -añadió Carla- y siempre hay un poco de miedo, porque no
sabíamos cómo nos iban a tratar los argentinos. Pero no tenemos más que
palabras de agradecimiento”.
En ese
sentido destacaron: “en la ciudad nos sentimos seguras, a diferencia de lo que
vivíamos en Venezuela, donde no podes cargar con un celular de alta gama, por
ejemplo. En la plaza Bolívar, que es el centro de Mérida, a las 8 de la noche
no podés caminar sola y también hay mucho motorizado (motochorro)”.
Sin
embargo, son conscientes de los peligros y de que la vida no es color de rosa.
“También nos advirtieron que hay zonas en las que tenés que tener cuidado”,
señalaron.
Asimismo,
elogiaron el transporte público, que “aquí funciona bien y en Venezuela es
pésimo”. “Casi no hay buses, la gente se traslada en camiones de perros (los
volquetes) y por eso se produjeron muchos accidentes”, explicaron.
Y
destacaron también “la agilidad para la realización de los trámites. Se cumplen
los turnos y las páginas de internet andan muy bien”.
Ya en
contacto virtual con otros venezolanos exiliados en la ciudad, esperan poder
probar pronto la carne vacuna asada. “Compramos peceto para milanesas y son
exquisitas”, definieron”, contaron. Y se sorprendieron al tener raciones para
las compras cotidianas.
“El
desabastecimiento de todo tipo de producto está agudizado -explicó Yamelys-, a
veces ni siquiera te permiten comprar artículos de primera necesidad. Casi no
hay papel higiénico ni productos de higiene personal”.
Claro
que las limitaciones no alcanzan a toda la población, sino “básicamente al
venezolano de a pie, porque el que tiene buen nivel adquisitivo puede recurrir
al mercado negro. Son los menos y, en general, pertenecen al gobierno”.
Ellas,
como tantas otras víctimas de la revolución bolivariana debieron abandonar su tierra
natal en busca de futuro.
Un
éxodo que crece
La ola
inmigratoria de venezolanos a la Argentina creció 1600 por ciento en los
últimos cincos años y se aceleró desde la llegada de Mauricio Macri a la
Presidencia de la Nación, según cifras oficiales difundidas a principos de año.
Así
las cosas, Argentina otorgó en 2.012 residencias a 1.900 venezolanos, mientras
que en 2017 se superaron las 31 mil radicaciones a ciudadanos de ese pais, más
del 1.600 por ciento de incremento informó la Dirección Nacional de
Migraciones.
Asimismo,
entre 2016 y el año pasado la llegada de venezolanos se incrementó un 146 por
ciento y estiman que en Mar del Plata actualmente viven unos 500 nacidos en ese
país caribeño.
Recuerdos
de Mar del Plata
El ex
presidente venezolano Hugo Chávez estuvo en Mar del Plata participando de la IV
Cumbre de las Américas, que se realizó los primeros días de noviembre de 2005.
Sin embargo, el recuerdo más importante lo tiene como el organizador de la
denominada “contracumbre”, que se realizó en el estado Minella con la
participación de Diego Armando Maradona, entre otros.
Desde
allí, a través de un prolongado mensaje emitido bajo la lluvia, inmortalizó el
“ALCA (por el Tratado de Libre Comercio entre las Américas) ALCA, ¡al carajo!”
y a la vez enterró la posibilidad del acuerdo que trataba de imponer el
presidente norteamericano de aquel entonces, George Bush hijo.
Yamelys,
en ese entonces transitaba los 20 años, y recordó que “supimos lo que sucedió
pero hablábamos de Argentina, no de Mar del Plata en particular”. “No teníamos
mucha conciencia de eso”, reconoció.
“La
política no estaba en mi vida -recordó- y Chávez generaba eso, por el carisma
que tenía se posicionaba como líder y siempre tenía ese tipo de acciones que
generaba más populismo”.
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