EFE 08 de agosto de 2018
Con
apenas 42 años, Iván Duque se convirtió en el mandatario colombiano
más joven en los últimos 70 años. Su primer mensaje a los colombianos
apuntó hacia la principal obra de gobierno de su antecesor: el acuerdo de paz
con las FARC
El
derechista Iván Duque asumió este martes la presidencia de Colombia con la
promesa de endurecer la política de paz de su antecesor, y lanzó una
advertencia velada al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
En su
discurso de posesión, que fue replicado en las calles con marchas opositoras,
el nuevo presidente se comprometió a aplicar "correctivos" al pacto
que condujo al desarme y transformación en partido de la antigua guerrilla FARC
el año pasado.
Al mismo
tiempo anticipó que impondrá nuevas condiciones de diálogo al ELN, la última
guerrilla reconocida oficialmente en Colombia.
"Desplegaremos
correctivos para asegurar a las víctimas verdad, justicia proporcional,
reparación y no repetición", afirmó el mandatario de 42 años, el más joven
en la historia reciente del país.
El
primer mensaje de Duque a los colombianos que lo eligieron para un periodo de
cuatro años el 17 de junio, apuntó hacia la principal obra de gobierno de su
antecesor, el nobel de Paz Juan Manuel Santos.
Durante
ocho años, Santos se empeñó en terminar con más de medio siglo de un conflicto
armado que deja ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y
desplazados.
Delfín
del popular ex mandatario y senador Álvaro Uribe - investigado penalmente por
la Corte Suprema -, Duque aseguró que trabajará para acabar con las
"divisiones falaces entre amigos y enemigos de la paz", tras años de
polarización por la política de su antecesor.
También
se enfocó en la lucha contra la corrupción, prometiendo castigos más severos, y
la "reactivación económica" mediante el alivio tributario a las
empresas que generen empleos.
Además
dio la bienvenida a la conservadora Marta Lucía Ramírez, la primera mujer en
ejercer la vicepresidencia en el país. A su posesión asistieron diez jefes de
Estado, entre ellos los de Argentina, México, Chile y Bolivia.
- Oposición en la calle -
De
manera simultánea, las fuerzas de oposición se movilizaron en varios puntos del
país para exigirle a Duque que proteja a los líderes sociales tras el asesinato
de 331 de ellos desde el 2016, y respete los compromisos de paz asumidos con la
ex guerrilla.
"Le
estamos expresando al nuevo gobierno, todas las fuerzas de oposición (...), que
aquí hay un pueblo que no resiste más la violación al derecho a la vida, que
necesitamos que se implemente correctamente el acuerdo" de paz, declaró a
la AFP el ex líder rebelde y legislador Marco Calarcá.
Aunque
contará con mayoría en el Congreso, el pupilo de Uribe enfrenta a una
fortalecida oposición de izquierda y de centro, que alcanzó su mayor
representación en las legislativas de marzo.
En su
primer pronunciamiento como mandatario, Duque afirmó que recibe un país con
"más de 300 líderes sociales asesinados", con los narcocultivos en
expansión (209.000 hectáreas en el 2017) y varios focos de violencia.
En ese
contexto, renovó su promesa de corregir lo pactado con la antigua guerrilla
aunque sin dar pistas concretas sobre las modificaciones que introducirá al
acuerdo que ha evitado 3.000 muertes al año y prevé reformas rurales y un
sistema especial de justicia.
Apoyado
por la ONU, el convenio garantiza que los guerrilleros que confiesen sus
crímenes, reparen a los afectados y se comprometan a nunca más ejercer la
violencia, reciban penas alternativas de prisión.
En el
pasado, Duque ha criticado que los jefes rebeldes acusados de delitos atroces
sigan ocupando uno de los diez escaños que les reservó la paz firmada con
Santos.
No
obstante su anuncio, el jefe de Estado aseguró que respetará lo acordado con la
base guerrillera para que tengan inserciones social y económica efectivas.
Mucho
más directo se expresó con respecto al futuro de las negociaciones en curso con
el ELN.
"Quiero
dejar absolutamente claro, que un proceso creíble debe cimentarse en el cese
total de acciones criminales, con estricta supervisión internacional, y tiempos
definidos", afirmó.
Con
unos 1.500 combatientes, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) había
expresado su intención de retomar con Duque las negociaciones de paz que dejó
sin concretar con Santos.
- Mensaje velado a Maduro -
En un
discurso de conciliación interna, Duque envió una advertencia velada al
gobierno de Nicolás Maduro, al que se ha referido siempre como una
"dictadura".
Sin
mencionar directamente a su homólogo, afirmó que promoverá "la defensa de
los valores democráticos" y el rechazo y denuncia de "cualquier forma
de dictadura en el continente americano".
"Nuestra
actitud no es belicista, nuestra actitud es democrática y estaremos en todos
los escenarios internacionales defendiendo la Carta Democrática
Interamericana", sostuvo.
Venezuela
y el coletazo migratorio por la crisis ocupan un lugar destacado en los retos
que le esperan al novel mandatario, además de los líos judiciales de Uribe,
quien deberá rendir indagatoria por soborno y fraude procesal, lo que complica
su liderazgo en el Senado.
Bajo
la administración de Santos, Bogotá prácticamente congeló todas sus relaciones
con Caracas y pasó a liderar la campaña internacional que condena la
"dictadura de Maduro" y pide un cambio pacífico de régimen.
El
líder venezolano involucró a Santos en un supuesto plan para asesinarlo el
sábado mediante drones con explosivos, una acusación que Bogotá negó
tajantemente.
Se
calcula oficialmente que unos 820.000 venezolanos han sido regularizados o
están en ese proceso en territorio colombiano, tras huir de la crisis económica
en su país.
- En medio de la lluvia -
Duque
asumió como presidente en una tarde borrascosa que interrumpió por momentos el
acto celebrado en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, adornado con una
muestra del folclor nacional.
Los
cerca de 4.000 asistentes fueron ubicados en 32 bloques de sillas, cada uno de
ellos identificado con los nombres de los departamentos colombianos.
Entre
ellos estaban los presidentes de México, Enrique Peña Nieto; Chile, Sebastián
Piñera; Ecuador, Lenín Moreno, y Panamá, Juan Carlos Varela.
También
los de Argentina, Mauricio Macri; Bolivia, Evo Morales; República Dominicana,
Danilo Medina; Costa Rica, Carlos Alvarado; Guatemala, Jimmy Morales, y
Honduras, Juan Orlando Hernández.
Otros
invitados fueron los ex gobernantes Alan García (Perú) y Ricardo Lagos (Chile);
el ex presidente del Gobierno español Felipe González; y la vicepresidenta y el
canciller de Paraguay, Alicia Pucheta de Correa y Eladio Loizaga,
respectivamente, así como miembros de organismos internacionales.
España
estuvo representada por la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana
Pastor; el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para
Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia, y también asistió el
presidente del Partido Popular, Pablo Casado.
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