Zeudy Acosta Paredes 25 de agosto de 2018
Cambió
las pinzas por sierras de madera; el equipo de succión por las melaninas y las
sondas por la ingletadora. Aunque el taladro es un nombre común en su vida, en
vez de perforar muelas, hace orificios para atornillar en superficies y
paredes. Dejó el aroma del Araguaney y ahora, su entorno huele a oleo, pino y
aserrín. Juan Carlos Laguna, es un maracayero que abandona la
odontología por la remodelación y diseño de interiores; es un derroche de
simpatía e ingenio, que se ha metido a Chile en el bolsillo.
A este
oficio se dedica desde hace algún tiempo, cerca de diez años, lo aprendió a
temprana edad; se ha ido formando casi de manera autodidacta y, en su nuevo
hogar en Chile, pone su propio sello innovador en locales comerciales, zonas
residenciales y todo aquel espacio que el cliente desee convertir en
prácticamente un lugar inigualable. Entre pintura, craquelados, decoración,
transformación (a lo vintage) o diseño de muebles, bibliotecas, estanterías,
murales, el servicio que ofrece Juan Carlos con Decodesign va de la mano con
las virtudes que él mismo designa: calidad, ingenio y responsabilidad.
Chileno
retornado
Venezolano
de nacimiento, pero de padres chilenos, quizá nunca imaginó que estaría en
contacto con sus orígenes, y menos en el rol de inmigrante; pero como
centenares de venezolanos, y aunque ya había probado suerte en Miami, la cuna
de Gabriela Mistral fue su destino, “Lo que iba a ser un viaje por un mes, se
prolongó por cinco. Me trae a Chile un amigo, es decir, me paga el pasaje para
hacerle un trabajo. Ese me fue llevando a otro, y así de boca en boca, mi
trabajo se dio a conocer”.
En vez
de esculpir dientes, prefiere que su imaginación se desborde en murales,
muebles y todo lo que involucre decoración interior. Pero además, parece que es
un tipo fuera de lo común a la hora de tomar decisiones; cuando emigra su mayor
preocupación no era lo que podía entrar en las maletas, sino cómo llevarse las
herramientas de trabajo, y vaya que fue acertado, pues nada podría hacer sin
ellas.
“Trabajé
seis meses en 2014 en Miami – cuenta-, y todo lo que ahorré en ese
tiempo, lo invertí en herramientas en el viernes negro (black Friday). Me fui a
la ferretería más grande e invertí todo. Cuando me regreso a Venezuela,
dispuesto a trabajar, me fue imposible, porque no se encontraban materiales, lo
que había se alejaba del presupuesto. Entonces todo lo que había aprendido, no
pude aplicarlo. Era imposible hacer una cotización que al día siguiente tuviese
validez”.
Aprovechó
el beneficio de la ley “Chileno retornado” (el que regresa a
su patria), a través de la cual se le permite mudarse literalmente con todo;
así pues, una vez instalado, sus herramientas llegan después de un largo viaje
en barco, y sin pagar impuesto alguno.
Juan
Carlos se había mudado a Santiago de Chile, pero
le faltaba una pieza para engranar en aquella ciudad, y fue por ella. Entonces,
viaja a Venezuela, le propone matrimonio a Jossneidi Durán, y
regresa a Chile, esta vez junto a ella, porque sostiene que “adentrarse en esta
aventura es más fácil si estás acompañado”.
Ciertamente,
lleva años en este oficio, y en efecto, se había encaminado a cursar estudios
universitarios, pero los abandona, “Estudiaba odontología, pero para mí los
dientes siempre son iguales; en cambio, como me gusta la escultura, lo único
que disfrutaba era cuando debía tallar piezas dentarias. Siento que me disfruto
más la creatividad en lo que hago ahora”, afirma.
Un
manojo de creatividad, una constante chispa de ingenio por donde pasa,
eso es Juan Carlos; por eso, ha hecho murales decorativos,
bodypaint, y se arriesga a la inventiva con una naturalidad que le ha abierto
las puertas en este negocio. En el taller de Decodesign nada
se desecha, y todo puede ser aprovechado; con la madera que va sobrando en los
cortes, se inventó un mapamundi, pero además ha creado porta corchos, cuadros,
porta velas, porta retratos y muchos diseños útiles para el hogar o espacios
comerciales.
Cuerpos
pintados
En
esta etapa como inmigrante, renovarse y ser autosuficiente se ha convertido en
una norma, y para este joven parece no ser un inconveniente; en lo que respecta
al concepto de su empresa, Juan Carlos le confiere
personalidad desde el slogan (Arte + Funcionalidad), hasta el logo; todo está
bien pensado y concebido, “Lo colores empleados están ligados a la conservación
del ambiente; de ahí, el verde y el naranja. Contiene también tres hojitas
caducas, propias del otoño, que representan renovación en tonos marrón, verde y
amarillo, con lo cual se puede interpretar que estamos en constante cambio y
ofrecemos eso a nuestros clientes”.
Con
esta tendencia, que ha empleado para dar con diseños que se conjugan en cuerpos
semidesnudos, señala que “uso pintura según el lienzo o base donde lo vaya
hacer. En el caso de cuerpos es con pinturas a base de agua para que sea fácil
de quitar, no sea tóxico y así también puedo pintar embarazadas”.
Ya
tuvo la oportunidad de pintar en eventos, para portadas de periódicos y modelos
reconocidas que lo usan para su book de fotos personales. “En Venezuela tenía
mis redes para el público venezolano, pero estando en Chile lo cambié y ahora
somos @bodypaintchile en Instagram”.
Juan
Carlos es un creador innato que se descubre un día, y ya más nunca quiso ser
diferente, porque en lo que hace, no sólo encontró una pasión, sino una manera
de ganarse la vida en tierras ajenas, Le ha dado fuerza y valor a lo que desde
su mente es capaz de crear, pues como lo afirmara Louise Bourgeois “No soy lo
que soy, soy lo que hago con mis manos”.
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