Una casa con jardín y cerca del mar que baña Río de Janeiro (Brasil), es el nuevo hogar de 36 refugiados venezolanos. |
El Diario 31 de julio de 2018
Los
ciudadanos fueron transferidos desde el fronterizo estado de Roraima, gracias a un programa de integración del
Gobierno de Brasil.
“Cualquier
lugar es mejor que Venezuela ahora, porque hagas el esfuerzo que hagas allá no
da ni para comer, las personas se están muriendo de hambre”, expresó entre
lágrimas Luz Mari Díaz, una de las nuevas habitantes de la casa de acogida que,
junto con su hija de 6 años, dejaron su país la semana anterior en busca de un
futuro mejor.
Los
venezolanos que llegaron a su nuevo hogar en Río, 28 mujeres y 8 niños, fueron
acomodados en las habitaciones en las que se les distribuyó respetando las
relaciones familiares entre ellos, ya que la mayoría son madres solteras con
sus hijos, así como alguna mujer transexual.
Estadía.
Los recién desembarcados en Río vivirán por un tiempo en un inmueble casi en
las afueras de la ciudad que pertenece al Colegio Santo Ignacio, pero que es
gestionado como albergue por Cáritas, una organización de la Iglesia Católica
que tiene acuerdos con la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados
(Acnur), para recibir refugiados venezolanos.
Esta
iniciativa del Ejecutivo brasileño, con apoyo de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) en Brasil, prevé una permanencia de las familias en la
casa por un período de tres meses, siendo posible prorrogarla hasta seis meses
en los casos de mayor vulnerabilidad.
Proyecto.
El proyecto para retirar venezolanos refugiados en Roraima, uno de los estados
más pobres de Brasil, comenzó hace algunas semanas y el pasado miércoles envió
24 a Cuiabá, 50 a Brasilia y 21 a Sao Paulo, según un comunicado difundido por
Acnur.
Además
de un nuevo lugar donde empezar, este programa les ofrece servicios que
favorezcan su integración en Brasil, tales como cursos de portugués,
orientación de cara a la obtención de documentos, atención psicológica y, sobre
todo, ayuda para su inserción en el mercado laboral, lo cual es el gran
objetivo de todos.
“Vengo
a trabajar y a dar lo mejor del venezolano para que mi hija tenga un futuro,
porque allá no se le puede comprar ni un lápiz así trabaje de lunes a lunes”,
afirmó con la voz entre cortada Díaz.
Se
calcula que cerca de 400 venezolanos cruzan diariamente la frontera con Brasil
huyendo de la crisis y que en el último año y medio han entrado en Brasil un
total de 50 mil, de los cuales en torno a la mitad está en Boa Vista, la
capital de Roraima, estado que el presidente brasileño, Michel Temer, declaró
en “situación de vulnerabilidad”.
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