Una familia de venezolanos descansa en un campamento improvisado en Quito, Ecuador |
PAOLA LÓPEZ 12 de agosto de 2018
Semanas
de larga caminata casi le revientan los pies. Con 60 años, el venezolano José
Carrizales debió alargar su doloroso peregrinaje hasta Quito tras pasar por una
Colombia saturada de migrantes a causa del colapso económico en Venezuela.
Cuando
ya vio que en su país “faltaba de todo”, José se echó a andar. Junto con sus
tres hijos y un yerno, salió de la ciudad de Valencia hace mes y medio, cruzó
la frontera y llegó a Colombia, donde jamás imaginó que hubiera tantos
desesperados como él.
“Colombia
está demasiado, demasiado colapsada con los venezolanos”, afirma.
Entonces
arrancó un nuevo peregrinaje hacia Quito, esta vez a pie y con la esporádica
ayuda de conductores solidarios.
Una
travesía de 15 días, con más 1,200 km de por medio, que terminó en un
improvisado refugio en las afueras de la terminal de buses del norte de Quito.
Bajo
plásticos negros amarrados a un árbol, él y más de un centenar de venezolanos
pasan los días y las noches.
El
verde del lugar desapareció. El polvo se levanta entre las carpas, donde niños
se amontonan para cubrirse del frío.
Nos
estábamos hundiendo
Aun
durmiendo casi a la intemperie, José se siente un renacido. En Venezuela,
recuerda, prácticamente “nos estábamos hundiendo”.
“Todo
dio un vuelco que yo no me lo creo. Todavía no me lo creo”, afirma con gesto de
inconsolable tristeza.
Por
ahora, José ve pasar su nueva vida desde un asiento de tablones de madera, con
los pies al aire, a la espera de que se le terminen de secar las ampollas.
Con la
masiva entrada de venezolanos a Colombia, muchos nuevos migrantes han tenido
que alargar su travesía hacia más el sur, incluso hasta Chile o Uruguay.
Más de
un millón de personas han llegado a territorio colombiano provenientes del país
con las mayores reservas petroleras del mundo. Sin embargo, la crisis económica
ha generado escasez de alimentos y demás bienes básicos, mientras la
hiperinflación pulveriza los salarios.
Bogotá
ya regularizó temporalmente a unos 820,000 venezolanos.
Ecuador
acaba de declarar emergencia migratoria ante el ingreso diario de unas 4,200
hombres, mujeres y niños.
La
Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) calcula que casi 550,000
venezolanos han entrado a Ecuador desde principios de año. La mayoría huye a
pie, en condiciones precarias.
Solo
20 por ciento de los que llegan se quedan en Ecuador. Otros continúan hacia
Perú y Chile, según Acnur.
Maldiciones
y enfermedades
Muchos
venezolanos debieron seguir hacia Ecuador tras malvivir en Colombia.
Jhony
Mora probó suerte durante siete meses. Pero “ya no me daba (alcanzaba) lo que
pagaban”, señala el joven de 23 años.
Entonces
metió lo que tenía en una mochila con el plan de llegar hasta Perú, pero “con
suerte” halló trabajo de albañil en Quito y ahora gana en dólares.
La
dolarizada economía ecuatoriana resulta atractiva para los venezolanos para
enviar remesas a su país, donde un sueldo básico es de 5,9 millones de
bolívares (1,60 dólares a la tasa del mercado negro).
“En
Colombia a los venezolanos nos veían mal”, indica a la AFP Nazareth Viloria,
quien se sintió discriminada.
También
en Quito se ha encontrado con personas que “nos lanzan maldiciones”.
Ella
duerme con sus tres hijos de cinco, cuatro y un año. Su carpa está junto a una
pila de ropa donada. Otros migrantes escriben sobre cartones viejos la leyenda
“Venezolano en busca de empleo”, para exhibirlos en las esquinas.
En el
improvisado refugio, esperan reunir dinero para seguir con la travesía.
Mientras, los venezolanos se ayudan entre sí: distribuyen comida, atienden a
los enfermos, recolectan ropa y reparten implementos de aseo.
En una
mesa de plástico sobre la cual están regadas unas cuantas cajas de medicina, el
paramédico venezolano Miguel Ochoa, que llegó hace seis días a Ecuador, escucha
las dolencias de pacientes aquejados principalmente por malestares que les
causan el frío andino y la falta de higiene.
“Aquí
si no tienes un dólar para bañarte no te bañas, si no tienes diez centavos no
puedes ir al baño”, explica a la AFP Ochoa, refiriéndose a que la gente debe
rentar en lugares cercanos para poder ducharse.
“Y
conseguir dinero no siempre es fácil”, dijo una de las enfermas.
Tomado
de: https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article216477170.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario