Venezolanos Siempre 13 de diciembre de 2018
@VESiempre1
Después
del 9D necesariamente se abre un espacio a la reflexión. Muchos celebran como
un éxito la elevada abstención, que se acerca al 80%. Celebran los opositores
que desde hace tiempo propugnan la política de la no participación electoral, y
tienen razones válidas para hacer ese llamado y celebrar. Celebran los
integrantes del Frente Amplio, que se han acogido a esa estrategia, suponemos
que temporalmente, por no existir condiciones –alegan– para unas elecciones
libres. Los que no celebran son obviamente los sectores opositores que
decidieron concurrir al proceso, presentando sus candidatos, y que no se vieron
favorecidos, ni con el voto, ni con la disminuida asistencia al proceso; y
desde luego, tampoco tienen mucho que celebrar los movimientos vecinales que
ven amenazadas sus alcaldías, por no contar con funcionarios municipales que
apoyen a sus alcaldes.
Pero,
¿Hay realmente motivos para celebrar? Aun descontando la abstención tradicional
en procesos electorales, que ronda el 30% desde hace 20 años; y descontando la
participación de los que se han ido del país, que es también un número
considerable, no cabe duda que la alta abstención del pasado domingo envío un
mensaje, fuerte, sonoro, contundente, de rechazo al régimen; y eso debe
celebrarse. Pero una vez que pase la celebración, comencemos con las preguntas
imprudentes, siendo la básica y principal: ¿Y ahora qué sigue, que vamos a
hacer? Sobre eso es que es necesario reflexionar.
No hay
forma de discriminar a quienes de los que llamaron a abstenerse obedeció el
venezolano; pero lo que es cierto, es que pareciera que se rompió un delicado
cristal: el venezolano parece haber perdido la confianza en el voto, como
mecanismo para dirimir las controversias democráticas, y ese es un mensaje muy
negativo. Ese ciudadano que se inhibió de votar el 9D será muy difícil que
regrese a las urnas, a menos que reciba de sus dirigentes –partidos y
organizaciones de la sociedad civil– un claro mensaje de unidad y que vea un
esfuerzo importante de organización. Unidad y organización, dos palabras, dos
tareas ineludibles.
Se nos
vienen encima dos importantes jornadas políticas; una, es la juramentación del
ilegitimo presidente electo en los falsos comicios del 20M, comicios que como
país desconocimos al igual que una importante y significativa porción de la comunidad internacional; y dos,
una eventual consulta electoral sobre una “nueva” constitución, que
probablemente presentara la igualmente ilegitima Asamblea Nacional
Constituyente. ¿Cómo nos presentaremos ante ambos procesos? ¿Nuevamente
divididos en pedazos? ¿O estaremos en condiciones de brindar a los venezolanos
y el mundo una estrategia única y coherente? Son preguntas acuciantes, que
llaman a la reflexión y que no admiten demora.
Venezolanos
Siempre
@VESiempre1
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