Gitanjali Wolfermann 08 de septiembre de 2019
Primero
la buena noticia: contrario al dictamen de la intuición según el cual “malandro
no entrega pistola” y los regímenes autoritarios no salen con votos, la data
demuestra que la mayoría de las transiciones hacia la democracia se han logrado
a través de procesos de negociación. Ahora las malas noticias: la transición
política hacia la democracia no es un acto único sino un proceso que suele ser
lento y no lineal pues ora avanza, ora retrocede y ora se estanca, mientras en
el interín los ciudadanos siguen sufriendo las consecuencias. Ah, y las
negociaciones nunca dejan ganadores absolutos
DE TODAS LAS OPCIONES que estaban sobre la mesa quedó sentarse en
ella. Que esa sea la única opción que se vislumbra en el horizonte político
venezolano no significa que se trate de una mala alternativa ya que data
contrastada evidenció que la negociación ha sido el método más exitoso para
cambiar regímenes autoritarios, independientemente de su naturaleza ideológica.
No obstante, la intuición colectiva alerta que un régimen totalitario que
tortura, mata y entierra a venezolanos sin concederle a sus dolientes ni
siquiera el consuelo de abrazar por última vez los cuerpos de sus seres
queridos, no saldrá jamás con persuasión.
Sin embargo, hay 59 casos que demuestran lo contrario
y los investigadores fueron los primeros sorprendidos. “Nosotros nos
sorprendimos al descubrir que la mayoría de las transiciones a la democracia se
producen por negociación, contrario a lo que la intuición inicial nos hacía
pensar. Nos sorprendió porque partimos de la idea intuitiva de que un régimen
autoritario no iba a restituir garantías que ellos mismos habían violado. Luego
revisamos caso por caso y entendimos cómo es que se produce esa restitución:
hay un contexto que los presiona. Si los principales entes del régimen están
amenazados bien sea de manera interna o externa se terminaba generando una
fractura en la propia coalición”, afirma el politólogo John Magdaleno, miembro
del equipo de investigadores que han analizado 100 casos de transiciones exitosas
a la democracia.
Con la asistencia del gobierno de Noruega y bajo la
mirada de una gran coalición internacional, parece que la oposición venezolana
se ha propuesto sumar otro caso a esas 59 transiciones exitosas. El diputado
Stalin González, segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional, confirmó el 31
de julio a través de su cuenta en Twitter la intención del gobierno interino
presidido por el diputado Juan Guaidó de sentarse nuevamente frente a los
representantes de Nicolás Maduro para negociar una salida constitucional.
Hemos iniciado otra ronda de reuniones en el marco del Mecanismo de Oslo. Insistimos en la búsqueda de una salida constitucional que ponga fin al sufrimiento de los venezolanos. Nuestro pueblo necesita resultados definitivos para salir de la crisis donde estamos.— Stalin González (@stalin_gonzalez) July 31, 2019
Pese a lo improbable que resulta para aqueos y
troyanos que esta ronda de negociaciones avance hacia algún acuerdo, incluso
figuras como Diosdado Cabello -presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente-, cambiaron de opinión respecto al diálogo promovido por Oslo y
manifestaron su respaldo a la iniciativa, reseñó
El Universal.
#MostWantedWednesday Have you seen this #mostwanted #fugitive? He's wanted for international narcotics trafficking. https://t.co/mH0f1lE59i pic.twitter.com/SiGW1MN4HX— ICE (@ICEgov) July 31, 2019
En un primer momento, la disposición al diálogo por
parte de Maduro no pareció afectarse tras la inclusión del exvicepresidente de
Venezuela, Tareck El Aissami, en la lista de los fugitivos más buscados por el
Servicio de Control de Inmigración y
Aduanas de Estados
Unidos -ICE por sus siglas en inglés-, a quien acusan de narcotráfico
y de violar la ley de designación de cabecillas extranjeros conocida como
“Kingpin Act”.
Sin embargo, la orden
ejecutiva emitida por el presidente Donald Trump el lunes 5 de agosto mediante
la cual se impuso un bloqueo total a las propiedades estatales del
gobierno de Venezuela en territorio estadounidense, sí alteró -por ahora-, la
determinación del régimen de Maduro de permanecer en la mesa de negociación.
“Volverán tarde o temprano a la mesa de diálogo”, aseguró Guaidó sobre la
comisión de Maduro.
COMUNICADO| Venezuela denuncia ante comunidad internacional nueva Orden Ejecutiva de EEUU que pretende formalizar el criminal bloqueo económico, financiero y comercial contra los venezolanos, y cuyo objetivo es el de forzar un cambio de gobierno inconstitucional en el país. pic.twitter.com/8d4UAlY7fI— Jorge Arreaza M (@jaarreaza) August 6, 2019
Atención al pueblo de Venezuela!! Nuestro Pdte @NicolasMaduro ha decidido que nuestra delegación no asista a las reuniones de diálogo pautadas para mañana jueves 8 y viernes 9 en Barbados pic.twitter.com/fk0chxon7X— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) August 8, 2019
En un cambio de señas intempestivo, el canciller Jorge
Arreaza confirmó que el “Gobierno Bolivariano de Venezuela no permitirá que
esta tendenciosa escalada de agresiones afecte los procesos de diálogo político
en el país” y, acto seguido, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez,
informó que la delegación de Maduro no acudiría a la cita en Barbados pues se
disponía a “revisar los mecanismos de ese proceso a fin de que su continuación
sea efectiva y armónica con los intereses de nuestro pueblo”.
La hipótesis: no se negocia con narcoestados
La investigación realizada por politólogos venezolanos
permitió identificar que la negociación fue la modalidad de transición
predominante en todas las regiones del mundo. 23 de los 100 casos estudiados
corresponden a América Latina. Ahí 76% de las transiciones políticas se dieron
en el marco de negociaciones. “Pensábamos que si se sumaban las transiciones
por vía de intervención militar extranjera y por golpes de Estado superarían a
las transiciones negociadas. No fue así. Solo en 19 casos hubo transición por
liberación externa y en otros 22 ocurrieron golpes de Estado. Esto derrumba el
discurso que se ha construido en Venezuela en torno a que no se negocia con
delincuentes. Todos los regímenes totalitarios delinquen. Todos sin excepción
son transgresores de garantías”, argumentó Magdaleno.
La data recolectada les permitió además refutar la
hipótesis de que en Venezuela la salida negociada no es posible porque se trata
de un narcoestado. Magdaleno apuntó que al menos 6 de los casos analizados
tenían características de narcotiranías. “El argumento de que los narcoestados
no salen si no a través de métodos violentos tiene el problema de que esa
caracterización impide conocer qué factores de la coalición dominante sí
pudieran tener incentivos en algún momento para facilitar la transición. Cuando
se habla a la ligera de narcoestado se asume que todo el funcionamiento del Estado
gira en torno al narcotráfico. Esa generalización es bastante miope pues impide
ver cuáles son los actores y figuras que sí pudieran negociar y facilitar la
transición. En la Bolivia en los años 80 no hubo ninguna intervención
extranjera. Una consulta popular fue uno de los factores desencadenantes del
proceso de transición”, señaló el politólogo.
Informamos:— Centro de Comunicación Nacional (@Presidencia_VE) July 15, 2019
Delegación designada por el Presidente (E) @jguaido retorna a Barbados para continuar, de manera expedita, con el mecanismo de negociación de Oslo para lograr el cambio que le ponga fin al sufrimiento de los venezolanos.
Hemos arribado a la generosa Barbados para continuar con el diálogo de paz.Junto al Papa Francisco, esperamos que todos empeñemos nuestro esfuerzo para la construcción de un mecanismo pacifico de solución de controversias y se desactiven las agresiones contra nuestro pueblo digno pic.twitter.com/CJREMaQV38— Jorge Rodríguez (@jorgerpsuv) July 15, 2019
El hecho de que figuras prominentes del régimen de
Nicolás Maduro hayan abandonado recientemente el país, como sucedió con la
fiscal Luisa Ortega Díaz, el diputado y exjefe de inteligencia militar Hugo
Carvajal y el exdirector del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)
Cristopher Figuera, podría ser un indicio de que hay más fichas dispuestas a
negociar no solo su propia salida sino el fin de régimen chavista.
El politólogo explicó que la caracterización de
narcoestado como factor para argumentar que las negociaciones son inviables en
Venezuela genera otro problema: se asume que tal condición inhibe al régimen de
tener dificultades sistémicas pues se cree que los costos de salida son muy
elevados y que los incentivos para permanecer son muy altos, por lo tanto, no
hay ningún estímulo para que se produzca una transición.
“¿Las relaciones internacionales no son un incentivo?;
¿la merma en el flujo de caja en dólares no es un incentivo? Lo que quiero
discutir es que la caracterización de narcoestado se presenta como un gran
determinismo político. Por lo regular, quienes sostienen esta hipótesis afirman
también que solo una intervención militar extranjera puede poner fin al régimen
autoritario. Ahí la literatura ofrece otro argumento y es que hay casos en los
que las intervenciones militares extranjeras no ofrecen garantías de
democratización. Puede producirse el desplazamiento de una élite a otra que
tampoco ofrezca garantías para el cambio”, dijo Magdaleno.
La investigación incluyó el análisis de unas treinta
variables que fueron desde la naturaleza del régimen político, la orientación
ideológica, el impacto que tuvo la situación económica, hasta si hubo o no
movilización social. “Lo que sí es cierto es que los regímenes totalitarios de
izquierda plantean mayores complejidades para comenzar el proceso de
transición. Es más complejo en la medida en que la ideología juega un rol
fundamental en la toma de decisiones. La ideología es un bloqueador que impide
transacciones mucho más fáciles entre los actores pues en última instancia se
está defendiendo una cosmovisión y no solo el poder”, aclaró Magdaleno.
Sin un ganador que se lo lleve todo
En las negociaciones políticas, a diferencia de la
canción de ABBA, no hay un ganador absoluto que se lo lleve todo, aclaró de
entrada el politólogo Ricardo Sucre Heredia. “La negociación como método para
salir del régimen actual será una ruta novedosa para la sociedad venezolana
porque en nuestra historia política siempre ha habido ganadores y perdedores.
Pérez Jiménez se fue y todos salieron a la calle a celebrar. Gómez murió en el
cargo. Quienes participaron en la lucha armada de los 60 también perdieron.
Siempre hemos tenido ganadores y perdedores. Desde nuestro proceso de
independencia la lógica ha sido ganar o perder. Hoy yo no creo que ese patrón
se vaya a repetir. En ese sentido será un proceso inédito en Venezuela pues
estaremos obligados a construir bases de convivencia con gente que muchos
desprecian”.
A juzgar por los mensajes que los grupos representados
en Barbados ofrecieron a la opinión pública, uno de los retos de este proceso
será trascender la búsqueda de una capitulación y enfocarse en lograr acuerdos
mínimos que permitan arrancar una transición democrática. “Cada bando quiere
una negociación a su medida. El gobierno quiere que le levanten las sanciones y
la oposición dice que si Maduro se lanza de nuevo a una elección presidencial
ellos se paran de la mesa. Yo no estoy tan seguro de que esas posiciones sean
solo una puesta en escena para sus audiencias, más bien creo que se trata de
resistencias estructurales. Siento que quieren una capitulación tipo Alemania o
Japón y eso no va a ser posible”, argumentó Sucre Heredia.
Discursos aparte, la preocupación de muchos actores
internos y externos está en el recrudecimiento de la represión y en el aumento
de las violaciones de derechos humanos tras los hechos del 30 de abril de 2019.
Mayo y junio concentraron una nueva ola de detenciones a efectivos militares
quienes supuestamente estaban conspirando en contra de Maduro. Las torturas
propinadas al capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo, detenido desde el
21 de junio en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM),
le causaron finalmente la muerte. Inmediatamente las negociaciones fueron
suspendidas pero se reanudaron a los pocos días.
Sucre Heredia advirtió que incluso en el marco del
diálogo auspiciado por Noruega se pueden esperar más hechos de violencia.
“Ejemplos como el proceso de negociación de Sudáfrica y Túnez evidencian que sí
podemos esperar más violencia por parte del régimen autoritario. En Túnez
asesinaron a personas que formaban parte del equipo de negociadores. Este
gobierno está obsesionado con que lo quieren tumbar y la lógica de ellos es no
dejarse tumbar. Hay un patrón de tortura y asesinatos que se repite cada vez
que se sienten amenazados. ¿Eso supone que ya no se puede negociar? Con todo lo
crudo que suene creo que la negociación debe continuar”.
También es de esperar que el proceso de negociación se
estanque e incluso que se paralice por tiempo indefinido. Magdaleno se apoya en
las investigaciones del profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad de Yale, Juan
Linz, para explicar que las tres fases de la transición política, a saber,
liberalización, democratización y socialización cultural, no siempre se suceden
de forma cronológica pues unas veces se solapan, en otros casos hay
discontinuidad pues no se trata de un proceso lineal, y otras veces se
retrocede. En algunos casos hay una reversión total del proceso,
advirtió.
“Venezuela no es más represiva que el Chile de
Pinochet o más polarizada que la Sudáfrica que estaba bajo el apartheid.
Tampoco tiene más limitaciones por sus vínculos con Cuba que los que ataban
Polonia a Rusia. Representar a Venezuela como un estado mafioso confunde más de
lo que aclara”, afirman Abraham Lowenthal, fundador del Programa
Latinoamericano del Centro Woodrow Wilson, y David Smilde, profesor de la
Universidad de Tulane, en un análisis
reciente que aborda la viabilidad de una transición negociada en Venezuela.
Lowenthal y Smilde se apoyan en los acuerdos de
convivencia alcanzados en otras transiciones para argumentar que los políticos
y la sociedad venezolana deberán considerar concesiones similares. “Aceptar al
general Pinochet como senador vitalicio y jefe de las Fuerzas Armadas durante ocho
años ayudó a Chile a que la transición fuera posible. Nombrar a miembros del
Partido Comunista como ministros de Defensa e Interior facilitó la transición
polaca. En Sudáfrica, la designación de De Klerk como vicepresidente de Mandela
fue uno de los pasos pragmáticos que hicieron posible la superación del
conflicto (…). En el caso venezolano, algunos funcionarios clave del régimen de
Maduro y de las Fuerzas Armadas que quieran ser parte del futuro de Venezuela
deberían ser incluidos en el proceso de resolución del conflicto”.
En dicho análisis se sostiene que aunque cada
transición tuvo características diferentes, la mayoría coincidió en un aspecto:
en su momento parecían imposibles de lograr. Si bien en Venezuela también es
difícil pronosticar cuándo comenzará el proceso de transición, de acuerdo con
Magdaleno hay al menos una variable que indicaría que está cerca un punto de
quiebre.
“La actual ronda de negociaciones opera en el marco de
unas crecientes dificultades sistémicas del Estado. Hay un contexto que limita
la capacidad del régimen de Maduro para satisfacer las demandas de sus factores
de poder. Es crucial saber si el contexto actual presiona a los factores de
poder a transitar hacia una dirección distinta. Yo pienso que sí. Este es el
primer factor que veo que sí está presente en Venezuela y cuando esto ocurre
aumenta el número de socios insatisfechos de la coalición dominante. Y ojo,
estos socios son propios y extranjeros. Dicho de otra manera, si el Estado no
puede satisfacer las demandas e intereses de un gran número de socios de la
coalición dominante nacionales o internacionales, entonces allí hay una
dificultad sistémica mayor. Allí se da una amenaza seria a la supervivencia del
régimen autoritario”.
Oslo: una mesa con muchas sillas
Esas dificultades sistémicas para satisfacer a socios
externos explicaría el interés de potencias como Rusia y China en apoyar
las gestiones del Reino de Noruega cuya ministra de asuntos
exteriores, Ine Eriksen Søreide, informó a principios de
agosto que los representantes de los principales factores políticos de
Venezuela continúan con las negociaciones iniciadas en Oslo en el marco de una
mesa que trabaja de manera continua y expedita.
Los representantes de Maduro y del presidente
encargado Juan Guaidó no están solos en dicha mesa pues a rusos y chinos se
suman los ojos del Grupo de Lima, los del Grupo de Contacto de la UE, del
Vaticano, los Estados Unidos, Canadá, Cuba y, más recientemente, los de las
Naciones Unidas.
[URGENTE] El Secretario General de la ONU @antonioguterres acoge con beneplácito las negociaciones entre los actores políticos de #Venezuela en Noruega y reitera el apoyo de la Organización para llegar a un acuerdo. pic.twitter.com/AFYXbpQ6cB— Noticias ONU (@NoticiasONU) August 3, 2019
“La participación de tantos actores es comprensible
dada la magnitud de la crisis venezolana. Especialmente durante 2019 el drama
venezolano se ha convertido en un tema mundial. Para nadie es un secreto que
muchos países de la región apostaron por un cambio de régimen a principios de
año pero el tiempo terminó demostrando que aún había mucho camino por recorrer.
Países que han sido muy críticos con Maduro y que han apoyado de forma frontal
a la Asamblea Nacional han ido cediendo a la idea de que la vía es la
negociación”, apuntó Mariano de Alba, abogado especialista en
Derecho Internacional y Relaciones Internacionales.
De Alba agrupó a los distintos países en función de
sus posibles motivaciones para apoyar la salida negociada: “A Rusia y China les
preocupa que el apoyo tan frontal de los Estados Unidos deje al nuevo gobierno
con una deuda enorme con los norteamericanos. Lo perciben como una amenaza a
sus intereses en Venezuela. En pocas palabras, buscan estabilidad y que si se
va a producir un cambio en Venezuela este sea lo más estable posible. Además,
intentan que el gobierno norteamericano no sea el gran protagonista de la
transición pues los dejaría en una situación de debilidad”.
El pragmatismo de Rusia se hizo evidente cuando el
presidente Vladimir Putin dijo en una entrevista al Financial Times que él se
entendería con Guaidó si este resultara victorioso en un proceso electoral. “Al
final, la lógica de Rusia y China no es si es Maduro o Guaidó sino qué
escenario les permite asegurar los negocios en Venezuela. Recordemos que
gracias a la crisis, Rusia ha realizado negocios en Venezuela con un retorno
impresionante. Desde luego que hay también un juego geopolítico en el tablero y
el objetivo es hacer ver que los Estados Unidos no es tan poderoso como parece”,
argumentó el especialista en relaciones internacionales.
Con relación a Cuba, indiscutiblemente el actor
foráneo más relevante por el nivel de involucramiento en la política
venezolana, De Alba afirmó que el único escenario que realmente le conviene es
la permanencia de Maduro -o de alguna de sus fichas- en el poder.
“Ahora bien, la dictadura cubana ha durado tanto,
entre otras cosas, porque sabe mover bien sus fichas. Tienen una dosis de
pragmatismo importante. Ellos saben que la situación es bastante delicada y que
a medida que pase el tiempo las posibilidades de un cambio violento se
incrementan. Estar sentados en la mesa les permite estar bien informados de lo
que ocurre. También les permite tener una línea directa de comunicación. Su
misión real es aprovechar la situación”, dijo el abogado.
Tras Barbados, más rondas de negociación
De Alba expresó que la situación ha llegado a un nivel
tal que sin la acción de otros países será muy difícil que Venezuela logre
encontrar el camino hacia su redemocratización. Considera que la presión
internacional ayuda pero la multiplicidad de actores pudiera entorpecer los
tiempos. Esa incertidumbre sobre los “tiempos” es justamente la fuente de
desesperanza de muchos venezolanos pues la velocidad con la que avanza la
crisis venezolana los enfrenta a una calidad de vida cada vez más precaria.
El informe
de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas,
Michelle Bachelet, no hace sino confirmar la crudeza de la realidad que
experimentan los venezolanos.
De Alba sostuvo que hay un entendimiento en la
comunidad internacional de que por más apoyo externo que den, la resolución del
conflicto está en manos de los venezolanos. “Un ejemplo muy concreto es lo
ocurrido el 23 de febrero. La comunidad internacional esperaba un quiebre
institucional que no se dio y por ende no entró la ayuda humanitaria. Ellos
llegan hasta un punto pero la política interna debe hacer su trabajo”. Esta
interpretación se corresponde con las declaraciones
del Secretario de Estado Norteamericano, Mike Pompeo, “filtradas” a la prensa en
las que criticaba la desunión de la oposición venezolana y su incapacidad para
lograr acuerdos mínimos.
“Desde mi punto de vista, los países están muy
expectantes ante lo que pueda lograr Noruega. Saben, eso sí, que no se trataría
de una solución inmediata lo cual está en contraposición con lo que deseamos
los venezolanos. Es un proceso que al día de hoy no pareciera contar con los
elementos para llegar a una solución pero aún así se debe apostar por la
negociación. Veo que el hecho de que haya tanta atención sobre el proceso de
negociación ayudará a que si fracasa -lo cual yo veo más probable-, sirva como
argumento para aumentar la presión. Ahora, si esas medidas vayan a ser suficientes
para poner fin al régimen de Maduro, veremos”, advirtió De Alba.
En efecto, Federica Mogherini, jefa de la diplomacia
de la Unión Europea, amenazó
con imponer más sanciones sobre altos cargos del régimen de Maduro si las
negociaciones de Barbados no llegan a algún acuerdo. “La crisis que se vive
en el país requiere de una solución política urgente, la cual solo se puede lograr
a través de un proceso pacífico, democrático que conduzca a unas elecciones
presidenciales libres y justas”, dijo textualmente.
Sobre la participación de la comunidad internacional,
el politólogo Sucre Heredia coincidió con lo dicho por el ganador del premio
Nobel de la Paz 2015 por su mediación en la transición a la democracia en
Túnez, Hassine
Abassi, en su reciente visita a Caracas. “Abassi destacó que era preferible
no aceptar apoyo foráneo. Claro, ellos tuvieron unas condiciones muy
particulares pues Ben Ali ya se había ido así que pudieron comenzar desde
cero”, dijo.
Incluso si este ciclo de diálogo fracasa, estar ante
los ojos del mundo puede tener un efecto colateral útil considerando, por un
lado, la impunidad con la que opera el régimen de Maduro y, por el otro, la
propensión de muchos venezolanos a creer que el fin del régimen debe estar
cerca pues no se puede estar peor.
“Desde afuera se perciben riesgos y amenazas que los
propios venezolanos quizás no consideren posibles. Por ejemplo, el riesgo de
una guerra civil o de violencia extrema. Siento que la gente se apoya mucho en
aquello de la excepcionalidad venezolana para evitar pensar que esta situación
puede terminar muy mal, al estilo de Siria. Creo que la comunidad internacional
se cohesiona en torno a la necesidad de evitar que la crisis escale en algún
tipo de violencia generalizada”, advirtió Sucre Heredia.
Tomado
de: https://runrun.es/investigacion/386385/buenas-y-malas-noticias-sobre-las-transiciones-negociadas/
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