EL INTERÉS 02 de noviembre de 2019
La
salida de venezolanos desde su territorio natal es una constante de alcance
incalculable en los últimos años. El norte, patrón común: evitar una histórica
crisis motivada por los desaciertos políticos del chavismo cuyo impacto incidió
sobre la nación petrolera, hoy en el ojo del huracán y con los responsables
como ejemplos negativos.
Frente
a problemáticas que se renuevan constantemente, la solución de millones pasa
por apostar por otras opciones que brinden estabilidad. El precio: salir de su
país.
Según
datos de la ONU, más de cuatro millones de personas han dejado Venezuela para
instalarse en otros sitios, con la región suramericana como el principal punto
de establecimiento para estos. Colombia lidera la lista de territorios que más
ha recibido, con poco menos de un millón y medio dentro de sus fronteras.
Pero,
a pesar del elevado número de migrantes, salir del país no es sencillo. Entre
papeleos para la estabilidad legal en el país al que se apunte, existen otros
factores, sobre todo económicos, que tiene importancia al momento de establecer
un plan de vuelo.
Migrar
invita a pensar las cosas más de una vez y contar con una organización
religiosa.
Dentro
del contexto venezolano, la crisis económica se convierte en un alto obstáculo
para aquellos que anhelan buscar nuevas y mejores oportunidades en otras
latitudes. Por su cercanía, Colombia aparece como uno de los destinos más
accesibles tantos por vía aérea como terrestre, con boletos que van desde los
$35 hasta los $300 dependiendo de la alternativa a aplicar.
Quienes
apuntan a su salida de Venezuela por carretera, Colombia es el punto de arribo.
Desde varias ciudades del país salen unidades que cruzan hacia Cúcuta, ciudad
colombiana que hace frontera con el territorio nacional. Desde ahí, otro
autobús hacia Bogotá cobra aproximadamente $50. Hacia otros nombres propios de
su geografía, como Barranquilla, se pagan alrededor de $30. A Medellín, $40. Bucaramanga,
por su cercanía con la frontera, muestra precios más accesibles, con boletos de
hasta $12 por viajar en autobús hasta el mencionado destino.
Hacer
vida es otro caso, uno en donde el migrante se ve obligado a contar con un
mayor presupuesto en donde el grueso se identifica bajo el alquiler de una
habitación, cifra que, dependiendo de la zona, se transa en $100.
Mientras,
el salario mínimo en el vecino país se ubica en $252.
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