Juan Francisco García Escalona 29 de marzo de 2022
@Jufraga12
El
error emerge en la desesperación
Sun
Tzu, o maestro Sun, fue un general chino que escribió El arte de la
guerra probablemente en el año 320 a.C; la obra en realidad es un
tratado sobre estrategias y prácticas militares, que obliga a evaluar la
naturaleza de los conflictos y así mismo estudiar las alternativas para sus
posibles soluciones, desde un punto elevado del conocimiento y la sabiduría.
Ha sido un texto de obligatorio estudio en las escuelas de formación política del PSUV, generando condiciones para que sus dirigentes adquieran suficientes habilidades, para estar por encima de las estrategias empleadas en los núcleos opositores, el arte de la guerra exige elevadas destrezas hacia el engaño. “Cuando eres capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad, cuando las tropas se mueven, aparentar inamovilidad. Si estás cerca del enemigo, hazle creer que estás lejos; si estás lejos, aparenta que estas cerca” es un juego de percepciones para confundir al adversario.
Se
dice que es un arte, porque cuando se traba un conflicto de intereses bélico,
económico, político, social, inmediatamente el arte reacciona y se transforma
en un espejo de realidades, siendo las capacidades que se demuestren en el
ejercicio de las estrategias un verdadero arte a la hora de generar las
tácticas a emplear para conquistar las soluciones.
Toda
la carga de la estrategia política del régimen de Nicolás Maduro ha recaído en
el psiquiatra Jorge Rodríguez, con puntos de acuerdos en los demás
factores circundantes al poder, la invasión de Rusia a Ucrania les ha generado
posibilidades de acuerdos políticos con el principal adversario en planos
geopolíticos y de visión de modelos de desarrollo, Estados Unidos, un
acercamiento de alto nivel con voceros calificados de la Casa Blanca ha de
suponer condicionamientos políticos para ejecutar algunas acciones inmediatas
que flexibilicen las tantas sanciones impuestas a la dictadura Venezolana,
teniendo como eje transversal, la posibilidad de que empresas petroleras
estadounidenses y sus socias de la India realicen importantes inversiones con
la estatal petrolera Pdvsa, que sin dudas reflotarán la economía del país.
El
régimen obligatoriamente deberá procurar avances políticos en torno a los
conflictos existentes, producidos por la ausencia de democracia en la nación,
sabe muy bien que debe atender la escandalosa situación de los presos
políticos, civiles y militares, que palpita aceleradamente en el contexto
internacional, un paso agigantado ha sido la liberación de los dos ciudadanos
estadounidenses privados ilegítimamente de libertad, que a juicio de Washington
no tuvieron oportunidad de un juicio justo, debido a la delicada situación
judicial de Venezuela.
Sin
embargo, estas acciones no son suficientes, sobre Venezuela recaen profundas
dudas y la perturbación de criterios con relación a la flexibilización de las
sanciones, posee demasiadas observaciones, y los enemigos de estos
acercamientos no han dudado en exteriorizar su negatividad, por cuanto el
desempeño de la dictadura ha sido cruel entorno a los dirigentes políticos
opositores y la exacerbada crisis social de 7 millones de migrantes, que es un
tema álgido en el debate de la región.
Para
algunos analistas políticos, esta coyuntura es solo un éxito para el madurismo
imperante, sin embargo mirar en una sola dirección es absolutamente incorrecto
e inadecuado, la aparente normalidad que intentan imponer en el país, esconde
grandes inconformidades y desacuerdos en la aplicación de sus estrategias
políticas, a pesar de las innegables oportunidades que abren brechas, también
es innegable la necesidad de un cambio vertiginoso de posiciones, seguramente
impulsadas por el aislamiento político y económico del Kremlin, donde las
sanciones también sacuden Caracas.
Un
alienado Jorge Rodríguez, con aparente calma y siempre revestido de un profundo
cinismo, intentó relacionar a Juan Guaidó con el narcotráfico, maniobra repetida
en el guion de presentar a todos los factores de oposición como promotores de
la violencia, esta estrategia fue desmentida incluso por medios y periodistas
críticos del interinato y su desempeño. El silencio de todo el régimen con
respecto a este tema se ha hecho de un largo silencio que parece eterno, lo
único que lograron despertar es mayor reconocimiento sobre la figura de Juan
Guaidó, y una clara determinación del régimen de invalidarlo ante la mesa de
negociaciones, promoviendo su descrédito con acciones bajas, sin sustento
alguno, poniendo una vez más de relieve la estrategia de construir una
oposición a su medida a través de la cooptación de dirigentes “opositores” para
que actúen en la justa dimensión de los intereses de la tiranía. La embestida del
régimen obedece claramente a la frustración que significa la figura del líder
opositor, a quien venden como fracasado por no deponer a Nicolás Maduro del
poder, pero que a su vez es imposible de soslayar la realidad; es el régimen
con todo su poder internacional e interno a la vez el que de ninguna forma ha
logrado disminuir su figura, por el contrario con estas estrategias sin
calibrar, han generado un repunte importante, porque el régimen solo ataca a
quien representa una amenaza, denotando que la fuerza de Juan Guiadó se
diferencia de la conducta de los demás “líderes” de partidos de oposición.
El
plurichavismo que ahora se planta junto a Juan Guaidó
El
término de plurichavismo le pertenece al también psiquiatra Walter Boza, a
quien buena parte de la población y exdirigentes del chavismo identifican como
el bueno, conociendo las características del otro psiquiatra que se esfuerza
por manipular la realidad de la sociedad venezolana.
Boza
posee una narrativa interesante acerca del chavismo de hoy, en el que algunos
siguen teniendo ciertos afectos a Hugo Chávez, la mayoría social constituida
por clases populares lo asume como un error histórico, y todos en conjunto lo
diferencian de Nicolás Maduro, por cuanto consideran que el madurismo es una
negación del principio básico del chavismo, es todo lo contrario a los
planteamientos de Chávez, que también resultaron en un engaño, y sin exculparlo
y sin evadir responsabilidades a todos los niveles, se asumen en la necesidad
de luchar por la democracia del país, partiendo del aumento de la pobreza
extrema del modelo del chavismo madurismo, las desapariciones forzadas en las
barridas por parte del aparato represivo y la angustiosa diáspora que hacen de
todo esto una situación angustiantemente anormal.
Ahora
bien, la historia nos dicta que existen en el país muchas razones y grandes
vestigios por los cuales el ciudadano común se motivoó a ser chavista, muy
pocas seguramente de corte ideológico, algunas quizás por la identificación de
un líder nítido que condujera al país, y otras tantas por las debilidades
insuperables por mucho tiempo del grupo opositor y sus extremas imposibilidades
de cohesionar un liderazgo y una propuesta para la reconciliación nacional.
Aquí
es donde se desata el nudo grueso e interminable, que impedía que fuerzas
sociales provenientes del chavismo se sumaran a la estrategia política para
unificar al país, la duda sobre los partidos opositores y su dirigencia de
complicidades con los opresores ha sido un obstáculo duro de superar. El pueblo
llano en sus distintas expresiones valora este hecho como la peor carga que se
ha tenido que soportar.
El
liderazgo de Juan Guaidó sin dudas es digerible por todos quienes en distintas
oportunidades y por diferentes motivos apoyaron al chavismo, no es un dirigente
que responda a las élites tradicionales opositoras, posee rasgos que lo
diferencian y lo acercan a los sectores populares, su acción mesurada,
respetuosa, pero a la vez contenida de arrojo lo constituyen en un río que poco
a poco aumenta su caudal, para transformarse en un vendaval de oportunidades,
desde hace mucho esperadas para la construcción de la Venezuela de todos.
El
madurismo no es hoy ninguna fuerza social, se encuentra fragmentado,
confrontado en sí mismo y sin respaldo popular, grandes oportunidades se han de
presentar para que Venezuela viva una floreciente primavera, que sin duda la antecede
el despojo del poder al régimen de Nicolás Maduro, toda su marcha es incierta,
por ello la respuesta opositora debe ser robusta e inteligente, en torno a un
liderazgo que es pertinente. No es posible en esta fase continuar colocando
piedras en el camino, la propuesta de elecciones presidenciales y
parlamentarias está en el centro del debate, capaz de romper como un rayo para
ahuyentar toda esta tragedia que se ha cernido sobre el país, de allí la
necesidad de presentarse en una sola y nítida fuerza.
El
liderazgo de Juan Guaidó es el único realmente unificador, por ello todos
debemos asumirlo sin ningún complejo, la gesta histórica es salvar a Venezuela.
Juan
Francisco García Escalona
@Jufraga12
No hay comentarios:
Publicar un comentario