Laureano Márquez 20 de marzo de 2022
@laureanomar
Con
mucho tino, el poeta rumano Mircea Cărtărescu (disculpen yo tampoco sé como se
pronuncia la «a» eñosa), ha escrito una columna («La guerra de Putin contra mí
y contra ti») en la que compara lo que sucede en Ucrania con la legendaria
batalla de las Termópilas.
Los persas intentaron invadir Grecia en un episodio que la historia conoce como las guerras médicas, que no eran de los galenos luchando por un justo salario, como uno cabría imaginar. Lo de médicas viene por que a los persas se les denominaba medos, por una de las tribus que habían conquistado y con la que se habían fusionado.
Luego
de que los griegos derrotaran a los persas, comandados por Darío, un segundo
intento de invasión se produjo 10 años más tarde, en el 480 a.C., dirigido por
Jerjes, sucesor de aquel.
En
este segundo intento, se desarrolló la batalla de las Termópilas (literalmente
«las puertas calientes»). Es un episodio que marca la heroica resistencia de
los antiguos griegos.
En un
estrecho desfiladero, estos pudieron contener por unos días la invasión del
ejército persa, infinitamente mayor en número, dando tiempo a la organización
de la defensa en el resto de Grecia.
Entre
los combatientes estaban los 300 espartanos comandados por Leónidas, que
lucharon hasta morir.
Aunque
los griegos fueron vencidos en las Termópilas, la heroicidad de los espartanos
infundió a los griegos ánimo para la derrota final de los persas en Salamina y
Platea, lo que salvó a la cultura griega de perecer.
En
otras palabras, también nosotros estamos en deuda con los espartanos que allí
yacen.
Cărtărescu
establece algunos paralelismos entre lo que acontece en Ucrania y las
Termópilas:
- Un poderoso ejército es contenido por uno
mucho más pequeño, pero con la férrea determinación de defender su patria.
- Occidente, con discordias similares a las
que tenían entre sí las ciudades griegas, se ha unificado frente al
invasor.
- Los soldados de Putin, como los de Jerjes,
son esclavos de los caprichos de su señor.
- Aunque Ucrania sea vencida como lo fueron
los espartanos en Termópilas, el heroísmo de su resistencia prevalecerá,
como sucedió con el de los antiguos griegos. Zelenski –cuyo nombre nos
resulta ahora tan familiar– sería un nuevo Leónidas y como el rey
espartano, conocedor de su destino.
Pero
pese a las similitudes hay una notable diferencia: Jerjes no tenía ojivas
nucleares capaces de borrar al planeta entero.
El
poeta griego Constantino Cavafis, dedicó un poema a la legendaria defensa de
los espartanos que comandó Leónidas, al que bien podríamos recurrir hoy para
honrar a los defensores ucranianos:
«Honor
a aquellos que en sus vidas
se
dieron por tarea el defender Termópilas.
Que
del deber nunca se apartan;
justos
y rectos en todas sus acciones,
pero
también con piedad y clemencia;
generosos
cuando son ricos, y cuando
son
pobres, a su vez en lo pequeño generosos,
que
ayudan igualmente en lo que pueden;
que
siempre dicen la verdad,
aunque
sin odio para los que mienten.
Y
mayor honor les corresponde
cuando
prevén (y muchos prevén)
que
Efialtes ha de aparecer al fin,
y que
finalmente los medos pasarán».
Laureano
Márquez
@laureanomar
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