Gustavo Coronel 08 de junio de 2023
No
importa cuán rica en recursos naturales sea Venezuela. No importa que posea una
localización geográfica privilegiada sobre el mar Caribe y cercana a los
grandes mercados internacionales. No importa que Bolívar haya nacido en
Caracas (donde, por cierto, celebraron su muerte con repique de campanas). No
importa que hayamos sido frecuentes protagonistas de grandes gestos y
generosidad hacia otros países de la región. No importa cuánta belleza ofrezca
nuestra geografía al turismo internacional. En definitiva, no importa
cuántas cualidades nos adornen como país si no logramos poseer, al mismo tiempo,
una masa crítica de buenos ciudadanos activos.
Y el
problema fundamental es que no la tenemos. En realidad, no la hemos tenido casi
nunca en nuestra historia.
Desde
la etapa Colonial nuestro territorio ha sido escenario de una incesante lucha
por la igualdad social. Aunque esencialmente esa batalla se ha ganado
ello solamente representa el punto intermedio de nuestra evolución hacia una
sociedad plenamente civilizada. Venezuela está, todavía, en la mitad del camino
hacia la sociedad que puede y debe ser, con el agravante de haber experimentado
un trágico retroceso durante los últimos 23 años.
Lo que falta por recorrer
Lo que
nos resta por recorrer en nuestro camino hacia una sociedad civilizada y
progresista es lograr la transformación de una población enfocada en la
obtención de sus derechos en una mayoría consciente de tener deberes ciudadanos
igualmente importantes.
Si la
ecuación cívica venezolana no incorpora este segundo factor nuestra sociedad
nunca podrá progresar. Esta es la consideración básica que me llevó a escribir
un libro titulado: Fábrica de Ciudadanos, Editorial Dahbar, 2023, en el cual
planteo no solamente el qué debemos lograr sino el cómo lograrlo.
23
años de regresión ciudadana
En los
últimos 23 años el régimen político imperante ha terminado por asfixiar casi
todo lo bueno que el venezolano había exhibido en el pasado, utilizando
estrategias perversas para convertir cualidades como la cordialidad, la
generosidad y la laboriosidad en sus opuestos de desconfianza, codicia y
egoístas deseos de sobrevivencia individual a costa de la desgracia ajena. Como
resultado el perfil promedio del ciudadano venezolano de hoy tiende a promover
actitudes negativas que han llevado al país a miserias que nadie hubiera podido
imaginar al inicio del siglo XXI.
Una de
las características más trágicas de este proceso de degradación ciudadana ha
sido la destrucción del sistema educativo y su remplazo por una perversa
política de adoctrinación ideológica y de mediocrización de la enseñanza, la
cual ha creado una generación de ciudadanos inferiores. El edificio social
venezolano se encuentra hoy sin las bases que serían necesarias para garantizar
su estabilidad y su progreso.
¿Cómo
revertir la destrucción?
En mi
libro hablo de cómo llevar a cabo una fábrica de buenos ciudadanos activos, lo
cual solo será posible una vez que haya desaparecido de la escena política
venezolana el régimen que ha oprimido al país durante el siglo XXI. Los pasos
que describo son los siguientes:
1.
Establecer como política de estado, de carácter obligatorio, en todas las
escuelas del país, un Programa de Educación Ciudadana en Valores;
2.
Este será un programa continuo en el tiempo, es decir, cortará a través de diferentes
administraciones, pasando de presidencia A, a presidencia B, etc., sin solución
de continuidad;
3. El
programa tendrá carácter prioritario, no será una asignatura secundaria
escondida entre un grupo de ciencias sociales – como ha ocurrido en el pasado –
sino que tendrá el perfil de asignatura básica;
4. Se
iniciará en kindergarten, es decir, cuando el niño venezolano tiene 4-5 años de
edad y terminará en el último año de secundaria, cuando el joven venezolano
tiene 17-18 años de edad y está listo para entrar a la universidad o al mercado
de trabajo;
5. El
programa se desarrollará de manera sistemática año tras año, en base a un plan
de estudios diseñado por educadores expertos en la materia, basado en los
mejores adelantos de la educación y de la neurociencia. En mi libro presento un
esbozo de este plan, a título de ilustración, el cual no pretende definitivo,
ya que no somos expertos en la materia;
6. En
paralelo con la implantación de este programa nacional de Educación en Valores
será necesario crear una Escuela de Maestros que sirvan como educadores en esta
materia tan fundamental. Educar en valores requerirá de maestros que posean los
valores que deben enseñar, ya que – por ejemplo – es posible enseñar geografía
sin haber visitado todos los países, pero no es posible enseñar valores si el
educador no los ha hecho parte de su propia vida.
¿Qué
se persigue lograr con este programa?
El
objetivo fundamental de este programa será crear un ciudadano venezolano tan consciente
de sus derechos como de sus deberes, un venezolano que se haya liberado de la
dependencia enfermiza en un estado benefactor y que pueda ser parte del motor
que mueve a la sociedad en su camino hacia el progreso y el bienestar, un
venezolano dotado de los valores esenciales y universales que hacen posible una
vida buena. Sin ese perfil, la población venezolana no podrá convertirse en
protagonista de su progreso y bienestar. No hay dudas que la buena ciudadanía
activa puede enseñarse y que es posible crear en el venezolano una actitud de
buena ciudadanía que llegue a ser como una segunda naturaleza, como un guante
de fina seda que, puesto en la mano, llegue a ser indistinguible de la piel.
¿Tomará
mucho tiempo?
Tomará
tiempo, sí, pero no mucho más que el proceso que ha llevado a nuestra
destrucción como sociedad. Será necesario dejar de pensar en los beneficios que
cada gobernante obtendrá por desarrollarlo porque ello será el deber del
liderazgo y el resultado de una política de estado de naturaleza
ininterrumpida. No fue John Kennedy quien finalmente vio al hombre ir y
regresar de la Luna, aunque fuese él quien enunciara la política. Hoy día
el país reconoce y venera la contribución de todos quienes hicieron el programa
posible. Así como el programa espacial estadounidense ha generado héroes
civiles que enorgullecen a los ciudadanos y refuerzan el vigor de la democracia
estadounidense, así nosotros podremos llevar a cabo este programa de educación
ciudadana en valores, indispensable para la construcción de una Venezuela
digna.
Esta
idea-programa tiene apoyo ciudadano
El
proyecto de Fábrica de Ciudadanos ha ido sumando apoyos entre la sociedad civil
venezolana, entre ellos:
El
grupo Ulises, una organización de venezolanos y extranjeros mayores de 80 años
cercanos a esa edad, quienes desean dejar al país proyectos ciudadanos que lo
ayuden a su recuperación material y espiritual. Este Grupo Ulises está
presidido por Rodolfo Izaguirre y entre sus miembros se encuentran Víctor
Poleo, Alicia Álamo, Alfredo Coronil Hartmann, José Ignacio Moreno León,
Leopoldo Aguerrevere, Wilfrido Jatem, Jesús Soria, Daniel Cárdenas, Jon LaCasa,
Mauro Rojas Hernández, Enrique Vásquez y el suscrito.
El
Grupo COENER, de reflexión sobre energía, el cual cuenta con numerosos miembros
y la cual me otorgó hace unos años el premio Carlos Lee Blanco por este
trabajo;
Organizaciones
como el Caracas Press Club, en especial su presidente Álvaro Benavides
El
Grupo de Houston y Florida, el cual financió la publicación del libro,
integrado por Alberto y Sonja Tudela, Fernando y Lilí Acosta, Federico y Wanda
Baptista, Winston y Thais Carrillo, Juan Andrés y Aisén Chacín, Milton e Ingrid
Chávez, Virgil y Edna Haney, Carlos y Dalia Jordá, Aníbal y Raquel Latuff,
Jorge y Sally Lechín, Carlos y Carmen Martínez, Edgar y Marina Martínez, Pedro
y Consuelo Núñez, Diego y Gonke Peiro Polo, Luis Fernando y Deborah Quintero,
Teo y Luisa Rísquez, Antonio y Pam Szabo, Eduardo e Isabelita Souchon, Alberto
y Javier Tudela, Mapy Tudela, Rafael José y Masé Tudela, Alfredo y Antonieta
Viso y Luis Urdaneta,
En
Washington José Benjamín y Belkis Escobar, Pedro y Cristina Burelli, Moisés y
Susana Naím, Hilda Ochoa-Brillembourg y Arturo Brillembourg, Gerver
Torres, José Emilio Castellanos, Juan Pio Hernández y su Plan País, Corina
Coronel, Phil y Luule French, Lilian Mathison, Tomás y Josefina Rodríguez,
En
Venezuela, además de los grupos de la sociedad civil ya mencionados, Enrique Vásquez,
Gorka Carnevali, Elio Ohep, Elita Graterol y Yajaira Coronel, entre otros.
El
objetivo que deseamos lograr es que el proyecto Fábrica de Ciudadanos forme
parte de las futuras políticas de estado en una Venezuela libre y democrática,
como ingrediente indispensable (aunque no suficiente) para lograr la
recuperación material y espiritual de Venezuela.
El
programa nacional de educación en valores será necesario para crear buenos
ciudadanos activos venezolanos
Es un
proyecto que no requiere grandes inversiones monetarias o de hardware, sino un
plan de formación educativa que se puede desarrollar con moderados recursos
Por su
naturaleza el proyecto recibirá un entusiasta apoyo del mundo desarrollado
Gustavo
Coronel
No hay comentarios:
Publicar un comentario