Luna Perdomo 30 de octubre de 2024
Las
principales nacionalidades que llegan a EEUU son de Venezuela, México,
Colombia, Honduras y Guatemala, pero han ingresado personas de más de 160
países. Solo por El Paso, Texas, se han registrado más de 243 mil detenciones
en lo que va del año fiscal 2024 y faltaban incluir las cifras del mes de
septiembre
Dos migrantes salen de unas dunas y algunos matorrales con las manos esposadas hacia atrás en el sector Santa Teresa de El Paso, Texas, luego de que la tecnología de la que hace uso la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) los identificara y enviara una alerta a los funcionarios que los detuvieron.
Son
poco más de las 8:00 a.m. del lunes 7 de octubre. Caminan lento, guiados por
los funcionarios, son requisados y sus pertenencias –que les serán devueltas al
ser deportados– se guardan en una bolsa plástica. Los uniformados les
liberan una mano mientras les preguntan de dónde son, cuánto tiempo llevan
migrando, les dan agua y les piden que no vayan a correr.
Rafael
Neri es uno de los cientos de migrantes que aún cruza a Estados Unidos de
manera ilegal por El Paso, con la idea de burlar a las autoridades y alcanzar
el supuesto sueño americano. Su cara denota cansancio, su piel está curtida por
el sol, su jean y chemise están bastante sucios y las uñas de sus manos
almacenan gran cantidad de tierra. Son algunos de los estragos físicos de hacer
la ruta migratoria.
Neri
es un joven mexicano de apenas 26 años de edad, originario de Chilpancingo,
estado de Guerrero. Es la segunda vez que pisa suelo estadounidense, la segunda
que es detenido y también será la segunda deportación.
Solo
trae consigo su identificación, un teléfono, audífonos, cargador y algunos
cigarrillos.
Rafael
Neri salió de su casa 15 días antes de su detención, dice que llegó a la
frontera por medio de «un amigo» y que estuvo seis días «guardado en una
bodega» (secuestrado) en el estado Chihuahua. «Me alimentaban bien», comenta.
No se
atreve a afirmar que quienes lo guiaron por el camino son integrantes de
organizaciones que trafican migrantes. «No sé nada de eso», sostiene, pero no
es necesario indagar mucho más para que sus mismas palabras den señas: «Estuve
tres días esperando pasar, ellos me daban instrucciones de por dónde pasar,
pero me mandaron sin guía, me aventaban y ya; nunca los conocí, me daban
instrucciones por mensajes», detalla.
El
mexicano cuenta que no estaba motivado a migrar a los EEUU, pero que su
hermana, que tiene 15 años viviendo ahí, le insistió: «Yo en principio le dije
que no porque estoy viviendo con mi familia y me vine casi a fuerza. Ella pagó
todo y la neta no sé cuánto pagó«.
«Traficar
con personas se ha convertido en un negocio multimillonario: son organizaciones
despiadadas que les cobran en promedio desde 7.000 hasta 15.000 dólares a los
migrantes, dependiendo del país de dónde vengan», explica a TalCual Claudio
Herrera, funcionario de la Patrulla Fronteriza.
Rafael
será deportado en los próximos días a su México natal y volverá a trabajar en
el campo sembrando maíz. «Esta es la última vez (que intenta ir a Estados
Unidos)», asevera.
Con el
mexicano viene otro migrante que no pronuncia palabra y tapa su rostro. También
es subido a la patrulla y será deportado lo más pronto posible.
Antes
de las 7:00 a.m. del lunes 7 de octubre dos migrantes más son capturados tras
ingresar por la zona de Anapra. Ambos hombres, el primer apresado por los
funcionarios de la Patrulla Fronteriza tiene unos 25 años de edad. El segundo
se escondió entre los pastizales desérticos de poca altura, pero inmediatamente
se desplegaron los agentes a caballos y lo localizaron para procesarlo.
Añade
que la mayoría de estos migrantes llegan a EEUU tras ser engañados por
traficantes de personas, pues estas organizaciones criminales «les prometen
traerlos de manera fácil, que solo cruzan la frontera y piden asilo», pero
enfatiza que esta acción lo que hace es afectar a los inmigrantes y su posibilidad
de permanecer en ese país.
Ingresar
ilegalmente a los EEUU es un delito porque es una violación a las leyes
migratorias de esta nación, pues el acto de cruzar la frontera sin pasar por
los puntos de entrada oficiales o sin la debida autorización contraviene
el Título 8 del Código de los Estados Unidos, que regula la
migración y naturalización.
El
cruce irregular en un primer intento está clasificado como una falta menor,
pero puede escalar a delito grave si el migrante es reincidente; además, el
acceso ilegal conlleva sanciones como las deportaciones inmediatas, multas y
restricciones a futuro para el ingreso legal a Norteamérica.
Orlando
Marrero Rubio, un agente supervisor de la Patrulla Fronteriza, añade que cruzar
ilegalmente «hace inelegibles (a los migrantes) a obtener residencia, se les
prohíbe cualquier trámite legal e incluso pueden ir a prisión». También se les
impone una prohibición especial de cinco años para acceder al país por cada vez
que ingresen de manera irregular.
Diariamente
en El Paso, en 2023, cruzaban más de 2.600 personas y en la actualidad se
contabilizan un poco más de 400 por día. El llamado de las autoridades a la
comunidad migrante es que «sea consciente de las consecuencias y los peligros
de cruzar de manera ilegal o de pagar; piénselo dos veces o lo que sea
necesario, pero no lo haga, hay muchos riesgos», insiste Herrera al recomendar
hacer uso de vías legales para mudarse a EEUU como el CBP One, parole
humanitario o movilidad segura; planes especiales para migrantes y refugiados
de Centroamérica y Suramérica.
Un
sinfín de peligros al acecho
La
ruta migratoria está minada de peligros para todas las personas, sean de la
nacionalidad que sean, para los que viajan de Centroamérica, Suramérica,
África, Europa, Asia o de cualquier rincón del mundo, con la intención de
llegar a Estados Unidos para establecerse y buscar un futuro mejor.
Los
riesgos pueden provenir de la naturaleza o, peor aún, de los humanos por medio
de organizaciones criminales, que lo menos que le importan son las vidas de los
migrantes, ya que es un negocio que les deja miles o hasta millones de dólares.
Landon
Hutchens, oficial de relaciones públicas de la Oficina de Aduanas y Protección
Fronteriza de Estados Unidos, subraya que son las organizaciones criminales las
que controlan el cruce desde México a Estados Unidos, es decir, ningún migrante
puede burlar ese dominio.
Los
grupos irregulares identificados por los EEUU son en su mayoría de México: «Hay
tres grandes carteles: La Empresa, La Línea y Sinaloa», precisa Hutchens, quien
agrega que «el Tren de Aragua es un nuevo grupo en nuestra región» que
ya se ha inmiscuido en el tráfico de personas.
«A
veces, La Línea y Sinaloa tienen una guerra y entre ellos matan a los migrantes
de los otros carteles porque no obtuvieron nada de dinero de ese migrante»,
especifica Landon Hutchens.
Además
del tráfico de personas, estas bandas se dedican al tráfico de drogas a Estados
Unidos.
El
funcionario Marrero Rubio describe que entre los peligros destacan caídas de
entre siete y nueve metros de altura en el cerro Cristo Rey, frontera natural
entre México y EEUU que no tiene muro fronterizo ni cerco metálico, una ruta
que toman cientos de migrantes tras recibir orientaciones de carteles. Es un
terreno bastante rocoso donde se dan muchos rescates, muertes y lesiones como
fracturas, que incluso afectan a los agentes durante la captura de migrantes.
Antes
de que levante el sol tras el cerro Cristo Rey, desde uno de los helicópteros
patrulleros pueden divisarse al menos unos 12 migrantes escondidos que hacen
señas con las manos. Están distribuidos en tres grupos y se distingue que una
de las personas es un adolescente. Esperan en el peligroso terreno el momento
«ideal» o la indicación de algún coyote para cruzar la línea a Estados Unidos;
sin embargo, ya están en el radar de los agentes y su detención es segura.
Otro
hombre robusto está en el tope del muro fronterizo para lanzarse a suelo
estadounidense. Aún no amanece, pero al percatarse del sobrevuelo del
helicóptero echa marcha atrás. Son muchos los que se atreven a saltar la
muralla que mide entre tres y nueve metros de altura y terminan con lesiones en
el cuerpo.
Numerosos
caminantes que desean llegar a EEUU son abandonados por los coyotes en el
desierto abierto, sin agua, y quedan expuestos a altas temperaturas que pueden
sobrepasar los 42º centígrados; estas condiciones extremas han conllevado que
muchos lleguen deshidratados, enfermos o fallezcan en el intento.
Algunos
migrantes ingresan a Estados Unidos por el desierto y pasan semanas caminando
sin encontrar nada hasta que fallecen. Pasado el tiempo, los funcionarios han
encontrado huesos, cráneos y otros restos humanos.
En lo
que va de año se han registrado más de 170 muertes de migrantes intentando
llegar ilegalmente a Estados Unidos. Solo en el cruce por El Paso la cifra de
fallecidos supera los 66.
A
estos peligros se suman la presencia de animales como serpientes cascabeles,
gatos monteses, escorpiones, arañas y otras especies ponzoñosas que atacan a
los migrantes.
Pero
estas no son todas las amenazas a la que se exponen los caminantes, pues
existen las llamadas «casas de seguridad», que son otro problema que las
autoridades tratan de enfrentar. En el último año han desmantelado unas 278
propiedades de este tipo, donde los coyotes secuestran a las personas y las
mantienen para extorsionar a sus familiares por más dinero. La Patrulla
Fronteriza ha rescatado y arrestado más de 2.700 personas de distintas
nacionalidades de estas viviendas.
Los
migrantes en estas casas reciben poca comida, son tratados mal, carecen de
servicios públicos y hasta pueden llegar a ser víctimas de trata de personas.
«Hemos identificado que estas casas de seguridad también se han utilizado para
albergar armas y narcóticos», afirma el funcionario Claudio Herrera.
Ningún
migrante que entra de manera irregular a Estados Unidos pasa desapercibido de
los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, pues cuentan con
novedosas tecnologías que por medio de cámaras identifican el ingreso de una
persona, la monitorea y envía señales a las estaciones de control hasta que se
detiene.
Algunos
de los dispositivos utilizados para la detección de migrantes son torres con
cámaras de gran alcance, globos aerostáticos y helicópteros que monitorean día y
noche, funcionarios con vehículos todoterreno, perros k9 (policías) y hasta
agentes a caballos para vigilar la frontera entre México y Estados Unidos.
La
Patrulla Fronteriza contabilizó más de 55.000 detenciones el pasado mes de
septiembre de migrantes que ingresaron de forma irregular por las distintas
fronteras; las principales nacionalidades que llegan a EEUU son de Venezuela,
México, Colombia, Honduras y Guatemala, pero han ingresado personas de más de
160 países.
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