Omar Lugo 17 de noviembre de 2024
España
recibió 60.000 solicitudes de asilo de personas venezolanas en 2023, un 33% más
que el año anterior
Ya no
se trata tanto por curiosidad, ni por los cerca de 200.000 españoles
que siguen viviendo en Venezuela, pese a
las circunstancias, o porque grandes empresas como Telefónica, Repsol, Mapfre,
BBVA, Iberia y Air
Europa siguen manteniendo inversiones por aquí (y en algunos casos
relaciones peligrosas con el chavismo).
El curso de la economía de Venezuela importa en especial a España y a varios países americanos porque son los destinos predilectos de una diáspora de venezolanos que sigue su curso indetenible.
Cada
día centenares de nacidos en esta Tierra de Gracia abandonan su país en busca
de un mejor destino. Dejan atrás «Los Hombros de América», como se llama una
conmovedora y divertida obra de teatro del español Fausto Verdial que se
reestrenó esta semana en Caracas para recordarnos que antes eran los
españoles los que llegaban por aquí y que la historia es cíclica.
Y
seguirán saliendo, pues por aquí la política y la economía no mejoran en el
largo plazo, y muchas más personas y familias están pensando largarse
de Venezuela…Dirán, como canta Serrat en Pueblo Blanco, «no esperes mañana
lo que no te dio ayer».
Antes
de las elecciones del 28 de julio varias encuestas indicaban que si el Maduro y
el chavismo seguían en el poder, entre 12% y 18% de los consultados
considerarían irse.
Con
España en el corazón
Esta
semana un desapercibido informe de la OCDE (el club de países
más ricos y desarrollados del mundo, con algunos invitados un poco menos
pudientes) sobre el estado de la migración global
ayuda a escarbar en las cosas de por aquí. Resulta que sin que Venezuela atraviese
una guerra o un gran desastre natural, es en el mundo el país que más
surte migrantes y refugiados con solicitudes de asilo en naciones ricas. Y
esto incluye a España.
Según
este estudio «Perspectivas de la Migración 2024», el número total de
nuevos solicitantes de asilo en la OCDE batió un nuevo récord en 2023, con
2,7 millones de nuevas peticiones y un aumento del 30% respecto a 2022.
Los
principales países de origen de esas solicitantes de asilo en estos países
soñados en 2023 fueron Venezuela (270. 000), Colombia (203. 000),
Siria (171.000) y Afganistán (150.000).
España
se convirtió en el tercer país de la OCDE en recibir más solicitudes de
estas desde casi todo el mundo, y es el segundo entre los europeos del club
OCDE.
De
esos 2,7 millones, España suma en total 160.000 peticiones, con un
aumento relativo del 38% respecto a 2022. De ellos, 60.000 son
venezolanos (33% más que el año anterior); seguidos de los colombianos
(53.000, alza de 49% respecto a 2022) y de los peruanos, con 14.000 y aumento
de 61%).
En
total, en 2022 llegaron a España 82.400 nuevos venezolanos como migrantes. Como
se ve, no todos solicitaron asilo en el mismo año y hay un rezago
burocrático entre el número de los que vienen llegando y de los que van
regularizando su situación migratoria.
Además,
habrá muchos hijos de aquellos migrantes que hace décadas llegaron a Venezuela
y que hoy emprenden el camino de vuelta, amparados en su doble nacionalidad,
por lo que no necesariamente quedan en los registros de extranjeros.
En España desde
2022 ya los venezolanos son el cuarto colectivo de más migrantes de largo
plazo, después de los de Marruecos, Colombia y Ucrania, según el informe.
El
reino recibió en 2022 un total de 324.000 nuevos migrantes permanentes
de largo plazo de varios países, lo que incluye además de los que llegan
por razones humanitarias, a beneficiarios de acuerdos de libre movilidad (como
los de otros países de la Unión); trabajadores migrantes y unificaciones
familiares.
Estados
Unidos, que es el principal sueño de consumo de los venezolanos
entre los países desarrollados. Y en 2023, la mayoría de las solicitudes
de asilo provino de Venezuela (185.000), Colombia (128.000) y Cuba
(99.000).
En el
año fiscal y que terminó en octubre pasado fueron capturados por la
Patrulla Fronteriza 313.496 venezolanos intentando entrar a ese país
sin autorización.
Como
se ve, este 2024 que termina hay evidencias de que esa trashumancia
de venezolanos por el mundo ha continuado. No solo se nota en el tránsito
de miles de personas y familias por la mortífera selva del Darién, entre
Colombia y Venezuela; o por esas de frustrados indocumentados varados entre
México y Estados Unidos.
Dos
razones mueven ese éxodo de venezolanos: la constante crisis política que no ha
hecho sino agravarse con las cuestionadas elecciones del 28 de julio y la
frágil economía que sigue en el suelo.
Más
allá de lo que digan la propaganda chavista y sus empresarios aliados, lo
cierto es que el venezolano común sobrevive con sueldos de miseria y
no hay expectativas de que la incipiente recuperación económica sea sustentable
en el largo plazo, como para que mejoren las expectativas lo suficiente para
disuadir a los nuevos migrantes.
Y si
seguimos desatando ecuaciones, resulta que con el triunfo
de Donald Trump se complican las cosas de los migrantes de
todo el mundo que quieren entrar y que ya están a Estados Unidos, inclusive
para los venezolanos, que en el pasado tuvieron un trato preferencial en ese
país.
Ya hay
casos particulares de venezolanos que han vuelto su mirada al otro lado del
Atlántico, hacia España, en vista de esas complicaciones de Estados
Unidos.
Por
eso las perspectivas apuntan a que entre los destinos predilectos
España cobra más brillo. Ya en junio de 2022 acogía en total a 477.000
venezolanos, -según cifras de la red R4V de la ONU, que atienden esta crisis
humanitaria- y ya era el sexto destino de los que quieren dejar el paraíso
chavista. Desde entonces el número ha crecido, y el reino ha escalado
posiciones en ese podio.
La
economía de estúpidos
Hay
formas abstractas de medir el desempeño de una economía, como el Producto
Interno Bruto (PIB) y el aza de precios.
En
efecto en los dos últimos años esos indicadores han mejorado y Venezuela ya no
tiene la tasa de inflación más alta del mundo, solo la segunda, pues la
desplazó Argentina.
Las políticas
liberales también han logrado sacar al país de una
pavorosa depresión económica que pulverizó el 80% del tamaño
de la economía hasta ponerla por ejemplo por debajo de Panamá y República
Dominicana. Pero Venezuela es también uno de los países más pobres de
la región, seguida de Nicaragua, Cuba y Haití, con quienes se disputa la
atención de entidades que ofrecen ayuda humanitaria.
El
gobierno de Maduro dice que la economía crecerá este
año por encima del 10% y que la inflación está dominada a mínimos históricos,
con menos de 10% para la mitad del año. El FMI pronostica un 4%, por encima del
promedio de América latina y el Caribe y los empresarios optimistas alineados
con el gobierno, como los del gremio Conindustria ven una cifra similar.
Pero
ya sabemos que los indicadores económicos esconden una brutal realidad.
Hay otras formas de medir la economía. Además de las cifras macro, están en las
expectativas y el bienestar de la gente.
Un
informe de Conindustria, el gremio de la manufactura ahora indulgente con el
gobierno, entre sus optimistas perspectivas también recoge que el salario
promedio en la industria en Venezuela es de 223 dólares mensuales para un
obrero, de $437 para un técnico y de $1.085 para un gerente. Eso en un país
donde la cesta básica de alimentos cuesta más de 530 dólares por mes y el
salario mínimo en el sector público es de tres dólares por mes y con bonos
llega a $130 mensual.
Como
se ve, en economía todo se interrelaciona, y esos salarios en un país sin
seguridad social, sin hospitales públicos que funcionen, sin educación de
calidad, sin estado de derecho, con persecución política y con una economía
dependiente de los vaivenes del petróleo y de la ideología del
chavista, se suman las razones para alimentar la diáspora y soñar con
mejores destinos para las familias.
Tomado
de: https://theobjective.com/internacional/2024-11-17/como-marcha-economia-venezuela-espana/
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