Antonio R. Naranjo 25 de noviembre
Los
contactos de la trama en Venezuela encontraron en Sánchez un aliado político:
El Debate publica por primera vez el documento que explica el desprecio del
Gobierno a la victoria de Corina y Edmundo tras permitir la entrada libre de
Delcy a la embajada para coaccionar al ganador de las elecciones
l
Gobierno de España no reconoce al vencedor de las elecciones en Venezuela,
Edmundo González, y desprecia a la institución que certificó su abrumador
triunfo en las urnas, el Carter Center, según un documento oficial
obtenido por El Debate en exclusiva. La insólita actitud de
Pedro Sánchez, opuesta al respaldo al candidato opositor expresado
formalmente por el Congreso, el Senado, el Parlamento Europeo y buena parte de
las potencias occidentales.
Y esa extraña posición responde, según el empresario Víctor de Aldama, intermediario y conseguidor en todos los casos de corrupción que acorralan al PSOE, al enfado con Sánchez del régimen de Maduro por haber reconocido en el pasado a Juan Guaidó y a cómo, a partir de entonces y por razones desconocidas, el Gobierno de España comenzó a recular y alinearse sutilmente con la dictadura chavista.
Del
interés de Aldama por congraciarse con Venezuela da cuenta su papel de
intermediario de empresas españolas con deudas económicas por cobrar en
Caracas, entre otros negocios bajo investigación judicial y de la Guardia
Civil.
Pero
del volantazo diplomático del Gobierno no hay explicación: simplemente pasó de
respaldar a Guaidó a organizar una misteriosa visita de Delcy Rodríguez
a Barajas, donde la recibieron la entonces mano derecha de Sánchez, José
Luis Ábalos, su más estrecho colaborador, Koldo García,
y el ahora arrepentido Víctor de Aldama, con la sospecha de que en
ese encuentro se descargaron misteriosas maletas de contenido desconocido y se
negoció cómo vender lingotes de oro venezolanos camuflados como material
sanitario, tal y como recogen los informes de la UCO elaborados para una de las
causas.
En ese
contexto, el doble juego de Sánchez con Venezuela y la
conexión entre su tibieza diplomática y las gestiones de la trama parecen
deducirse de la documentación obtenida por este periódico, probatoria de que la
dilación del Gobierno en respaldar a Edmundo González es premeditada y, en
consecuencia, atiende a las exigencias de Maduro trasladadas al juez por Aldama
en su explosiva declaración judicial del pasado jueves, en la
que reveló un largo catálogo de presuntas mordidas y negocios trabajados con la
complicidad de distintos ministerios.
El
origen de todo
Estados
Unidos e Italia han
dado en estos días un paso clave reconociendo
a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. El secretario
de Estado, Antony Blinken, utilizó las redes sociales para exigir «respeto a la
voluntad de los votantes» venezolanos que eligieron al opositor a Nicolás
Maduro para guiar el futuro de su país, mientras que Giorgia Meloni siguió sus
pasos durante un encuentro con el presidente argentino, Javier Milei. Sobre la
mesa están las actas presentadas por el Centro
Carter ante la Organización de Estados Americanos, que
demostrarían la victoria del líder opositor Edmundo González
Urrutia sobre Nicolás Maduro.
En
concreto, según los documentos presentados por el organismo invitado para
observar los comicios del pasado 28 de julio, Edmundo González ganó más del 67
% de los votos y Nicolás Maduro obtuvo el 31 %, pero el Gobierno español se
niega a reconocerlo, pese a que así ha sido solicitado por el Congreso
de los Diputados y por la propia Eurocámara.
El
Gobierno denigra al Carter Center y cubre con un manto de silencio el chantaje
de Delcy en la embajada española
Sin
embargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha sido
capaz de precisar a preguntas de El Debate las razones por las cuales el
Gobierno español no termina de dar el paso, pese a que ha sido el propio
Ejecutivo el que ha venido exigiendo reiteradamente la publicación de todas las
actas electorales para el reconocimiento de Edmundo González como legítimo
presidente. Finalmente, fue el Centro Carter quien hiciera públicos tales
certificados, confirmando así la abrumadora victoria de Edmundo González.
Pero
para el presidente Sánchez, tal y como consta en un documento público de
Presidencia del Gobierno del pasado 29 de octubre y al que ha accedido en
exclusiva El Debate, nada de todo ello parece ser suficiente como para
reconocer oficialmente a Edmundo González como electo presidente de Venezuela.
A
pesar de esta situación, para Moncloa la ausencia de reconocimiento, a
preguntas de este periódico, no puede definirse como «postura oficial» del
Gobierno, «y todo ello en relación a una publicación realizada por una
organización privada», quitando así cualquier validez a los documentos
publicados por el Centro Carter.
De
hecho, este periódico solicitó de forma expresa a Presidencia del Gobierno los
documentos que ha elaborado y en los que se basa para «no reconocer a
Edmundo González como presidente de Venezuela y ganador de los comicios»,
además de «todos aquellos informes facilitados al presidente del
Gobierno por los observadores internacionales que acudieron» al país
para verificar el correcto desarrollo de las elecciones y en los que basa para
seguir manteniendo esta postura.
Según
Moncloa, no es posible encontrar tal información, lo que parece indicar que
sobre este asunto de tanto calado diplomático y que ha desatado una tormenta
política en el Congreso y un choque del Ejecutivo con la oposición, la decisión
de Sánchez para no reconocer a Edmundo González como nuevo
presidente de Venezuela se sustenta sobre su exclusivo criterio personal, sin
que haya dispuesto de informe alguno que respalde su postura oficial.
Desde
Presidencia del Gobierno se echan balones fuera y así evitar un nuevo conflicto
diplomático con Maduro como, el que ya surgió cuando la ministra de
Defensa, Margarita
Robles, tildó el régimen chavista de «dictadura».
El
Gobierno prefiere seguir escudándose en que siempre mantendrá una postura común
con el resto de países de la Unión Europea, algo que Sánchez no hizo con su
reconocimiento unilateral del Estado de Palestina.
Los
hermanos Delcy y Jorge entran en la Embajada española
Uno de
los asuntos más espinosos que han rodeado el papel de España en la crisis
venezolana es, precisamente, cómo se gestó la salida de Edmundo
González del país, una vez que él mismo declaró que hubo
coacciones por parte del Gobierno de Maduro, y cómo es posible que dos
de las personas más cercanas al líder chavista, como son Delcy Rodríguez y su
hermano Jorge, estuvieran en la residencia del embajador español y
chantajeasen al opositor, tal y como el propio Edmundo González recogió en su
primer comunicado oficial.
De
hecho, pronto salieron a la luz las fotografías en el interior de la residencia
del embajador de España en Venezuela, Ramón Santos, y se filtró un
documento que González firmó en Venezuela, en el que reconocía la victoria
de Nicolás Maduro en las elecciones del pasado 28 de julio, y
que firmó bajo coacción. Sin embargo, según Exteriores, no” se
ejerció coacción alguna sobre el Sr. Edmundo González”, en palabras del jefe de
gabinete de Albares, Sergio Cuesta Francisco, según consta en
una resolución fechada el pasado 15 de noviembre.
El
segundo comunicado oficial del presidente electo afirmaba que no había sufrido
ninguna presión por parte del gobierno español, comprometido a garantizar su
seguridad. En ningún momento negó las acusaciones vertidas
contra las coacciones ejercidas por los hermanos Rodríguez.
La
tibieza de Sánchez con Maduro coincide con las relaciones de Aldama con Delcy y
su visita a Barajas
A
partir de aquí comienzan las contradicciones de Exteriores tras la
investigación llevada a cabo por El Debate. El Embajador español en
Caracas, Ramón Santos Martínez, no elaboró ningún informe en el que
se expusiera con todo lujo de detalles lo que sin duda fue un conflicto de
trascendencia política que tuvo lugar en la embajada española.
¿Qué
hizo el embajador mientras se desarrollaba una negociación
durante 48 horas «muy tensas», según reveló el propio González, mantenidas con
los funcionarios venezolanos, por los que «fue coaccionado» para firmar?
¿Pidieron autorización los hermanos Rodríguez para entrar en la Embajada
española, explicando los motivos para negociar con él? ¿Fueron solos o en
compañía de otros funcionarios los que coaccionaron al presidente electo, según
sus propias palabras?
Exteriores,
según consta en el Expediente 01-00095864, iniciado el pasado 19 de
septiembre y al que ha accedido en exclusiva El Debate, no puede
contestar a tales preguntas porque simplemente esa información no le consta. Sí
afirma, sin embargo, que no se ejerció sobre el presidente electo
«coacción alguna».
Respecto
a la entrada en la Embajada española de la vicepresidenta de la República,
Delcy Rodríguez, y del Presidente de la Asamblea Nacional, Jorge
Rodríguez, solos o en compañía de otros, el jefe de gabinete de
Albares afirma que «se señala que no existe un registro de entradas y salidas
en la Residencia del Embajador», y respecto de los motivos por los que
solicitaron acudir a la Embajada de España en Caracas, añade que «no obra en
poder de este Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación tal
documentación».
Sin
embargo, Exteriores sí reconoce, de manera contradictoria en otro documento que
pertenece al Expediente 01-00095524 e iniciado con fecha 9 de
septiembre, que «el Sr. Edmundo González entró en la Residencia de la Embajada
de España en Caracas el día 5 de septiembre de 2024 hacia las
18:00 horas y salió de la Residencia de la Embajada el día 7 de septiembre
hacia las 20:30 horas».
En
este mismo informe se intenta echar tierra sobre todo este asunto y se asegura
que Exteriores no posee ningún tipo de documento en el que conste que
el embajador informase al ministro de los hechos acaecidos en la Embajada de
España, cuando los dirigentes venezolanos obligaron a Edmundo González a
firmar bajo coacciones una declaración para salir del país.
Según
el Fiscal General de Venezuela, Tarek William Saab, los gobiernos de España y
Venezuela acordaron el salvonducto que permitió la salida de Edmundo González
sin ser detenido. Exteriores niega que haya participado en tal negociación.
Es
más, en el Ministerio tampoco existe rastro documental de las «actuaciones
realizadas por el ministro al tener conocimiento de dichos hechos»; ni
tampoco de las «órdenes o instrucciones cursadas por el ministro de Asuntos
Exteriores al Embajador de España en Venezuela sobre cómo debía proceder una
vez acogido Edmundo González en la embajada».
De
esta manera, el Gobierno sigue maniobrando para evitar aclarar cómo se gestó la
llegada de Edmundo González a Madrid, ni si existía un acuerdo con el régimen
venezolano para facilitar su salida- algo que Exteriores niega
categóricamente-, e incluso el propio Ministerio asegura que carece de
información acerca del reconocimiento de su condición de asilado «al haberse
formalizado la solicitud de asilo ya en España».
Lo
único seguro es que los pasos dados por el Gobierno de Sánchez, en la dirección
de enfriar las aspiraciones de Edmundo González y de desoír el
clamor institucional a favor de su reconocimiento, coinciden con el testimonio
judicial de Víctor de Aldama que, según él, lo explica todo:
Maduro exige esa equidistancia, Delcy la traslada y, al menos hasta ahora, el
presidente español la traduce en una cuarentena para el ganador y un balón de
oxígeno para el dictador.
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