SJ. Luis Ugalde 05 de diciembre de 2024
Sí,
dentro de un mes Venezuela estará empezando el año con nuevo gobierno. El voto
soberano de los venezolanos el 28 de julio decidió que el nuevo presidente debe
ser Edmundo González Urrutia. Los 7,3 millones a su favor, más del doble que
los de Maduro, ordenaron a éste entregar el poder y consagraron el liderazgo de
María Corina Machado. Esa realidad y voluntad de cambio la conocemos los
venezolanos y el mundo. Maduro con las pruebas de su derrota en la mano
necesita inteligencia y valentía para asumir la verdad.
Venezuela está enferma, gravemente enferma. El salario mínimo mensual no llega a 5 dólares y tres de cuatro familias no pueden cubrir sus necesidades básicas. Por eso casi 8 millones se han tenido que ir a otras tierras buscando vida. El gobierno tiene evidencia de su poca y decreciente popularidad y por eso ha desatado la persecución en todos los sectores sociales. Nos impresiona palpar el miedo creciente que lleva a no hablar de política o a hacerlo con sigilo. El derrumbe de los servicios públicos de salud, educación, luz, agua y otros, tiene secuestrada la esperanza de los venezolanos. En la mayoría de las familias venezolanas cada niño nace hoy atado al fracaso.
Para
salir de esta cárcel no basta un cambio electoral, se necesita un terremoto,
una sacudida profunda capaz de transformar la resignación en esperanza y el
miedo en voluntad de cambio. Necesitamos un “23 de Enero” que movilice fuerzas
nacionales e internacionales, de modo que juntas y combinadas puedan encender
la reconstrucción y rescatar la esperanza. Toda una política para renacer luego
de una guerra devastadora.
Hace
falta un nuevo gobierno que movilice las potencialidades nacionales con clima y
garantías para las indispensables inversiones de decenas de miles de millones
de dólares. Éstas no vendrán de fuera, ni se activarán internamente sin
confianza, ni garantías jurídicas que han sido sistemáticamente eliminadas por
la “revolución”. Solo un nuevo gobierno puede crear las condiciones de
posibilidad y la confianza para crear una amplia solidaridad de los gobiernos
democráticos del mundo, y generar una activación excepcional de inversión
nacional y extranjera y con apoyo excepcional de los organismos multilaterales,
que sólo ocurre en respuesta a grandes catástrofes. Eso no puede impulsarlo el
gobierno usurpador ni aunque quisiera. El actual gobierno agonizante sabe que
está atrapado en un callejón sin salida. Por eso ha retirado -o al menos silenciado-
la propuesta de políticas “socialistas”, y está dispuesto a abrir las puertas a
cualquier capitalismo sin frenos, con tal de que contribuya a mover el país, a
dar trabajo, generar producción y dar un respiro a su gobierno carente de
propuestas. Ya no es posible revivir aquella confianza indispensable, que hace
un cuarto de siglo sopló fuerte dando a las a las promesas de la revolución. Lo
vemos en todos los sectores, especialmente en los más pobres.
Necesitamos
y sin dar entrada al comprensible deseo de venganza… Peor aún es la
tentación de aferrarse al poder, intentando sobrevivir a cualquier precio
imponiendo la represión política y el miedo paralizante, que no despierta
ninguna esperanza movilizadora y creativa.
El
diálogo y el nuevo espíritu inclusivo han de nutrirse de la creación de lo
nuevo y no como sostén de lo muerto. Es tarea de militares y civiles, de
universidades, de iglesias, de trabajadores y empresarios, con vecinos puestos
de pie y unidos, para recrear una Venezuela que ahora parece desahuciada y sin
esperanza. Ocurrió en el pasado cuando Venezuela entera salió del paludismo que
asaltaba la vida o superamos el analfabetismo o juntos nos defendimos del
COVID. Todos a una, convencidos de que sólo uniendo fuerzas podemos sacar a
Venezuela del fracaso.
No hay
Navidad ni Año Nuevo sin nacer de nuevo, como hijos de Dios en la tierra, en
esta tierra venezolana. Hijos y hermanos en un país plural uniendo esfuerzos,
es el único modo de salir de esta catástrofe nacional que está apagando el país
y empuja a la gente al exilio.
SJ.
Luis Ugalde
No hay comentarios:
Publicar un comentario