BBC News Mundo 25 de agosto de 2018
En un
día de julio, hasta 50.000 venezolanos cruzaron la frontera con Colombia por la
grave situación en su país.
Otros
miles huyeron a Perú en los últimos años. O a Chile, e incluso a pequeñas islas
del Caribe.
Y los
números no dejan de aumentar.
Según
estima la ONU, un total de 2,3 millones de refugiados venezolanos abandonaron
el país en los últimos años. Y la mayoría se trasladaron a países de la región.
Huyen
de la peor crisis económica de la historia reciente del país, con la mayor
inflación del mundo y con problemas de desabastecimiento de ciertos alimentos,
medicinas y productos básicos.
Para
intentar hacer frente a la situación, el gobierno de Nicolás Maduro anunció un
nuevo paquete de medidas entre las que destaca la creación de una nueva moneda,
el bolívar soberano, cuya entrada en vigor supuso una devaluación de más del
90%.
La
situación ha llevado a numerosos venezolanos a no tener otra alternativa que
emigrar: ciudadanos andando por carreteras de países vecinos como Colombia en
busca de refugio se ha convertido en una estampa habitual.
Algunos
expertos ya lo describen como la mayor ola migratoria que ha vivido la
convulsa región en los últimos cincuenta años. Uno de ellos es Eric L.
Olson, director adjunto del Programa de América Latina del Centro de estudios
Wilson, con sede en Washington.
En BBC
Mundo conversamos con él para analizar la grave situación en el
continente y a continuación presentamos un extracto de la entrevista.
Según
los últimos datos de la ONU, más de 2 millones de venezolanos huyeron del país
en los últimos años. ¿Es éste el mayor éxodo que ha experimentado
Latinoamérica?
Creo
que es la crisis más apremiante de la región en este momento, porque afecta a
múltiples países.
Evidentemente,
hay otras crisis, en Nicaragua, en otras partes de la región; pero esta es la única
que probablemente afecta al mayor número de países: Colombia, Perú, Ecuador,
Chile, Brasil, incluso pequeños países del Caribe y en Centroamérica.
Todos
se han visto afectados por este éxodo masivo, es una cuestión de enorme
importancia regional: no sólo la crisis humanitaria, sino la crisis política en
Venezuela, que en sí misma es una creciente preocupación para la región.
¿Podemos
considerarla la mayor migración masiva que ha experimentado la región hasta
ahora?
Imagino
que depende de los parámetros que utilicemos. Sí, en términos de volumen; en
los últimos 50 años diría que es la mayor.
Hay
otros éxodos masivos, pero normalmente se produjeron durante largos periodos de
tiempo, en Centroamérica en los años 80, se podría decir que uno o dos millones
de personas huyeron del país. Pero aquello fue desde tres países diferentes:
Nicaragua, El Salvador y Guatemala, durante una década y media.
Creo
que la única (migración) que es más comparable, si nos fijamos en el porcentaje
de personas que salen del país -en Venezuela, es aproximadamente el 7 a 10% de
la población total- sería El Salvador, que experimentó una emigración masiva en
los años 80 que podría compararse (con la de Venezuela), pero en este caso
también se produjo durante un largo periodo de tiempo.
Así
que podríamos decir que esta es la mayor migración en un corto periodo de
tiempo en los últimos 50 años.
Exactamente.
La mayor en los últimos 50 años y se ha extendido intensamente en los últimos
dos.
¿Qué
caracteriza esta ola migratoria?
Hasta
ahora, las personas están desesperadas por salir de Venezuela principalmente
por el colapso económico, la hiperinflación; la gente pasa hambre, no tiene trabajo
y se ven forzados a emigrar en busca de necesidades básicas.
El
otro aspecto es que está afectando a muchos países diferentes en la región, así
que no es fácil para ningún país, no recae sobre un solo país, todos tienen que
esforzarse y encontrar algún tipo de solución.
Mencionó
otras migraciones vividas en Latinoamérica. ¿Cómo se compara este éxodo con,
por ejemplo, la crisis vivida en Colombia o en El Salvador?
En el
caso de El Salvador, se produjo un conflicto armado muy intenso, que empezó a
finales de los años 70 y se extendió a un acuerdo de paz en 1992. Tuvieron una
fuerte guerrilla armada, el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación
Nacional), que acabó convirtiéndose en un partido político, y El Salvador es un
país muy pequeño.
Hubo
un éxodo masivo a Honduras, Guatemala, algunas personas fueron a Nicaragua pero
la gran mayoría se fue de El Salvador a México y finalmente a Estados Unidos.
Es un
pequeño país, por lo que, en términos porcentuales, podría ser comparable a lo
que estamos viendo en el caso de Venezuela, pero en números totales, no fue tan
alto.
Colombia
experimentó un conflicto armado interno que realmente empezó en los años 50,
así que transcurrieron seis, casi siete décadas, hasta que se llegó a un
acuerdo de paz el año pasado. La información del Organismo de las Naciones
Unidas para la Migración (OIM) apunta que hubo entre 3 y 4 millones de
desplazados a nivel interno por el conflicto armado.
No
cabe duda de que hubo un gran éxodo de colombianos a Estados Unidos, Venezuela,
a otras partes; pero, de nuevo, hablamos de un periodo de seis décadas; no se
puede comparar con la intensidad del éxodo venezolano.
Esos
serían los dos grandes ejemplos que podrían ser comparables, pero, desde mi
punto de vista, la crisis de Venezuela es, de lejos, la mayor crisis
humanitaria y la mayor muestra de migración transfronteriza irregular en la
región en 50-60 años.
Los
venezolanos se topan con cada vez más dificultades para emigrar. ¿Cuáles son
los principales desafíos de estos ciudadanos que se ven forzados a dejar
su país?
Salen
en una situación irregular.
Uno de
los grandes desafíos es que los países, especialmente Ecuador, Perú y Chile,
están cada vez más pidiéndoles que porten pasaporte.
Colombia
está pidiéndoles que lleven la documentación adecuada, pero es increíblemente
difícil para los venezolanos que no tenían un pasaporte conseguirlo ahora. Hay
todo tipo de razones burocráticas o económicas por las que les es difícil
conseguir un pasaporte.
Así
que se enfrentan a la situación de vivir en otro país sin la documentación
adecuada, con dificultades para recibir los servicios que puedan necesitar o
esperar.
Creo
que los países de Latinoamérica están siendo generosos, pero creo que éste es
un problema a gran escala, increíblemente profundo, que ninguno de los países
están verdaderamente equipados o preparados para gestionar al completo.
Otro
punto interesante es que Venezuela tiene una larga relación con el Caribe, por
lo que los venezolanos también están emigrando al Caribe, incluso a países
vecinos como Curazao o Aruba, que tienen relaciones cercanas con el país.
Pero,
como estos países son pequeños, es muy fácil que un pequeño número de
venezolanos les desborde. No hay ni siquiera un millón de personas viviendo en
Curazao, por lo que si 10.000 o 15.000 venezolanos se presentan a sus puertas,
es un peso fuera de lo común y un gran desafío para estos países, incluso más
que para otros como Ecuador o Perú, que también enfrentan este desafío.
Tenemos
que recordar que esta crisis está afectando al Caribe, Centroamérica,
Sudamérica, y ha desbordado la capacidad e incluso la generosidad de muchos de
estos países.
Las
tensiones han estado aumentando en la región y se han producido diversos
ataques contra venezolanos en varios países, el último de ellos en Brasil. ¿Qué
reflejan estos ataques del continente?
Bueno,
para los países es siempre problemático de repente tener este flujo masivo de
emigrantes, que están desesperados por alimentos, trabajo... por lo que puede
generar más tensiones con las comunidades locales.
Y eso
es lo que creo que está pasando en el caso de Brasil y seguramente también va a
pasar en otras partes de la región, a no ser que haya un plan por parte del
gobierno federal, de los respectivos gobiernos centrales; y, lo que es más
importante, a no ser que haya un plan de la ONU y la comunidad internacional
para responder a esta crisis.
¿Dónde
está la comunidad internacional? ¿No debería estar jugando un papel fundamental
en esta crisis?
Sin
duda alguna, no se puede esperar que muchos de los países (de la región) gestionen
por sí solos estos problemas.
Este
es un problema que supera sus capacidades; como he mencionado, los pequeños
países en el Caribe, pero también países como Colombia, Ecuador o Perú están
lidiando con sus propios desafíos, así que necesitan un apoyo internacional
fuerte.
La ONU
está jugando un papel pero de momento aún no estamos en la situación en la que
se haya declarado esto como una crisis de refugiados.
Hemos
visto lentos desarrollos en ciertos campos, en procesos de registros, pero aún
falta por parte de la comunidad internacional y de Estados Unidos, que tiene
que hacer más para apoyar a los venezolanos que huyen realmente por
desesperación económica y la represión política en su país. El cierre de
espacios democráticos en Venezuela ha contribuido mucho a la desesperación de
muchos.
¿Por
qué cree que esta crisis no está recibiendo la misma atención que, por ejemplo,
la crisis de refugiados en Europa?
Esa es
una muy buena pregunta.
Creo
que es porque no afecta a los países europeos o Estados Unidos de la misma
forma que esa crisis... A menudo, (la crisis venezolana) se ve como un problema
remoto, también pasa con la situación en África, no está en el foco.
Tengo
la esperanza de que la gente preste cada vez más atención a este problema: los
europeos, los británicos; sin duda Estados Unidos tiene la responsabilidad de
responder. Espero que eso pase.
El
gobierno venezolano se ha negado a reconocer que hay una crisis humanitaria en
su país y eso también ha limitado la capacidad de la comunidad internacional de
proveer la ayuda humanitaria que se necesita para atender estos problemas, y
ese también es un factor muy importante.
¿Qué
espera que pase si no se producen cambios?
Si
nada cambia, las cosas sólo empeorarán y más gente llegará. Por eso es urgente
que la comunidad internacional y los países de Latinoamérica trabajen juntos.
Ecuador
anunció un encuentro e invitó a otros 14 países para hablar de esta crisis
internacional. Ése es un primer paso importante.
La
Organización de Estados Americanos (OEA) tiene que jugar un papel también, como
organismo político que coordina la respuesta regional y también la ONU.
Todas
estas cosas creo que están empezando a pasar, pero para la gente que está
desesperada y dejó Venezuela en los últimos dos años la respuesta no llega lo
suficientemente pronto. Eso seguro.
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